Cartas al país

“Me emocioné como un chico cuando Macri llamó a la unión y el diálogo”

Nunca olvidaré ese día. El 10 de diciembre trabajé como siempre. Me tomé unos minutos para almorzar en un pequeño restorán, de esos con mesas desnudas y buena comida. Pedí una milanesa con ensalada, mientras el televisor mostraba las imágenes de la asunción de Mauricio Macri. El día anterior gran tristeza me había causado la confirmación que Cristina no estaría.

Sin embargo, me costaba recordar eso mientras veía la asunción de Macri. Estaba ilusionado, conmovido, como no lo estaba desde 1983, con Alfonsín. Sentí lo mismo que aquella vez, cuando apenas tenía 15 años. Ilusión, esperanza, emoción. Y todas esos sentimientos juntos impedían que recordara a Cristina, quien sólo vino a mi mente en el momento de la entrega de los atributos, ahí dije: “¡Pucha qué lástima!”

Sí, me emocioné como un chico cuando el Presidente llamó en su discurso a la unión y al diálogo. Cosas simples, sentido común que le dicen, pero hacía tanto que no escuchaba decir cosas con sentido común desde allí arriba que sí, me emocioné.

Mi milanesa, dicho sea de paso, estaba riquísima, mi ensalada aún mejor, así que disfrutaba mi almuerzo tanto como el cambio de gobierno. El ambiente en el lugar era una mezcla entre esperanza y felicidad. Me fui de allí pipón y feliz, meditando en el por qué de mi estado. Descarté la comida, estaba rica, pero no era para tanto. Entonces me di cuenta: era lo mismo que me causó aquella felicidad en el 83. ¡Era la libertad! Las cadenas, claro, no son las mismas, pero es libertad lo que siento. ¡Suerte, señor Presidente!

Simón Diaz

simondiaz_12@hotmail.com