El rally Dakar va en contra de la preservación de la naturaleza
Una vez más, la octava edición sudamericana del rally Dakar se largó en Argentina y llegará hasta Bolivia. Los temerosos recorridos por Chile y Perú este año quedaron afuera. La decisión fue tomada por esos gobiernos debido al fenómeno climatológico conocido como El Niño.
Chile tomó la decisión en abril del año pasado, desistiendo de invertir los cerca de siete millones de dólares necesarios para seguir en la ruta de la competencia automovilística, priorizando su preocupación “en levantar las ciudades afectadas y encauzar los recursos hacia la gente que más lo necesita’’.
Posteriormente en agosto, Perú, al conocer la predicción del Comité Multisectorial del Estudio Nacional del Fenómeno de El Niño (ENFEN) sobre el impacto que podría tener en su territorio y en previsión a sus efectos en la población, decidió también no hospedar la competencia.
Chile y Perú demostraron cordura y sensatez con esta decisión. Es un rasgo distintivo de esta competencia circular por lugares de difícil acceso, mostrando que la valentía y destreza de sus conductores puede desafiar a la naturaleza con sus fierros.
Desde sus inicios en 1979, el rally París-Dakar desató el alerta y la oposición del movimiento ambientalista mundial. Por sus impactos en flora, fauna, paisajes, sitios arqueológicos y falta de respeto a las culturas locales.
En su historia cuenta con 63 víctimas fatales, 24 pilotos y copilotos y el resto espectadores, periodistas, asistentes y transeúntes ajenos a la carrera. Más una cantidad de heridos que quedan fuera de las estadísticas en episodios lamentables como el que sucedió en el comienzo de esta edición, cerca de la localidad de Arrecifes.
La competencia resalta la bravuconada del dominio de la naturaleza como un valor en sí mismo, nada más ajeno a la cultura de sustentabilidad que debemos promover.
El 2015 fue un año en el que la problemática ambiental y el debate con respecto a qué tenemos que cambiar para construir un mundo sustentable tuvo particular repercusión internacional. Promover el rally Dakar va en contramano de todas estas premisas.
Es una competencia absurda que Argentina debe dejar atrás.
Chile y Perú demostraron cordura y sensatez con la decisión de suspender la competencia este año