Bolivia ofreció una bienvenida festiva
Fue multitudinaria la recepción a los participantes en Uyuni, con la presencia del presidente Evo Morales.
Hay que entender el significado de gran fiesta deportiva que los bolivianos le dan desde hace tres años a cada llegada del Dakar a su territorio. “Hace mucho tiempo que no tenemos alegrías deportivas a nivel mundial. Una de las últimas fue la participación en el Mundial de fútbol de Estados Unidos, hace ya más de veinte años. Por eso, ser parte de una competencia de la trascendencia universal del Dakar, es una fiesta”, coincidían los periodistas bolivianos en la ansiosa espera de la llegada de la caravana dakariana, que tuvo como destino final el campamento en el regimiento militar de Uyuni.
Un colorido y multitudinario cordón humano le dio la bienvenida a estos gladiadores del Dakar. No importó cómo llegasen en la clasificación. Como corresponde a to- da gran fiesta, la recepción de los “invitados” estuvo cargo del dueño de casa. El propio presidente Evo Morales les dio la bienvenda a los primeros competidores, repitiendo el rito de las dos ediciones anteriores en el palco oficial especialmente instalado, donde el mandatario boliviano estuvo acompañado de autoridades de la carrera.
Fue una postal que marcó la diferencia afectiva con que Bolivia recibe al Dakar. Y otra muestra del empeño que el presidente Morales puso para traer y conservar la prueba. Según estimaciones, con un costo de 3.500.000 dólares. Para este año, logró que por primera vez llegasen las cuatro categorías participantes y que se disputaran dos etapas en su territorio. Las ganas de tener más etapas choca contra una geografía complicada.
El Dakar conmocionó otra vez a Bolivia. Según informó el Ministerio de Turismo, se esperaba la llegada de casi 100.000 turistas. Por eso, para cuidar la seguridad, se movilizaron 3.700 policías. También las hechiceras trabajaron para el Dakar y le ofrecieron a la Pachamama cuatro mesas de objetos dejados por la gente a cambio de su bendición al paso del Dakar.