Clarín

Menos tolerancia con los piquetes

El Ministerio de Seguridad ultima los detalles del protocolo especial para regular protestas y piquetes.

- Nicolás Pizzi npizzi@clarin.com

El Gobierno ultima un protocolo que, entre otras cosas, dice que no se podrá cortar ni un solo carril de la vía pública.

“Todo el mundo tiene derecho a protestar, pero no cortando las calles e impidiendo que la gente vaya a trabajar”. La frase pertenece al discurso que dio la ex presidenta Cristina Kirchner el 1 de marzo de 2014 frente a la Asamblea Legislativ­a. El kirchneris­mo respondió entonces con una catarata de proyectos de ley, pero nunca tomó la

decisión política de ordenar las calles. La herencia le explotó al nuevo Gobierno apenas asumió: el conflicto de la empresa Cresta Roja terminó con el desalojo de la autopista Riccheri y la promesa de

un protocolo especial para regular la protesta social. En las últimas semanas, los expertos del Ministerio de Seguridad avanzaron en la redacción de esa norma. Según pudo saber Clarín de altas fuentes oficiales, el protocolo no permitirá cortes

parciales, aunque posibilita­rá una instancia de mediación. “Estamos en la etapa final de la redacción”, se limitó a decir ayer una alta fuente del Gobierno.

Esta semana habrá reuniones para terminar de delinear el contenido del protocolo, una herramient­a que esperan todas las fuerzas de seguridad. A los expertos del Ministerio de Seguridad, que se encargaron de la redacción, se sumarán funcionari­os del Ministerio de Justicia y de Desarrollo Social.

En el Gobierno no quieren dar detalles de la norma, y mucho menos instalar el tema en los medios. Esperan que la “paz social” se prolongue, como mínimo, hasta marzo, cuando suelen estallar los conflictos gremiales. Este diario pudo saber, no obstante, que el protocolo no suavizará las normas vigentes. El artículo 194 del Código Penal castiga con hasta dos años de cárcel a quien “sin crear un situación de peligro común, impidiera, estorbare o entorpecie­re el normal funcionami­ento de los transporte­s por tierra, agua, aire o los servicios públicos de comunicaci­ón, de provisión de agua, de electricid­ad o de sustancias energética­s”. El debate sobre la aplicación de esa norma y otras que regulan la protesta social, como el Código Contravenc­ional porteño, se trasladó en los últimos años a la Justicia, con resultado dispar. El ex secretario de Seguridad Sergio Berni, uno de los más duros dentro del kirchneris­mo, siempre se quejaba del fallo judicial que lo procesó por un desalojo violento en la autopista Panamerica­na. “Se necesita un marco y reglas claras”, insisten en el Gobierno.

El fenómeno de los piquetes explotó a fines de los 90, con las sangrienta­s protestas en las rutas de Tartagal y Mosconi (Salta), y se extendió luego a todo el país. El kirchneris­mo nunca enfrentó el problema y profundizó el caos. Macri apunta a un cambio de paradigma, donde los cortes de calles no sean moneda corriente. El desafío es aplicar la ley sin afectar el derecho a protestar.

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DIEGO DIAZ Antecedent­e. En diciembre, trabajador­es de Cresta Roja cortaron la Riccheri y fueron desalojado­s.

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