Clarín

MICRO ECONOMÍA

Claves y opciones para defenderse frente a la inflación

- Marcelo Larraquy mlarraquy@clarin.com

Los aumentos de precios ya inciden en el hábito del consumidor. Compras online, mayoristas, cuponeras y “stockearse” en alimentos no perecedero­s, las alternativ­as . La “maldición” del primer trimestre : “precios nuevos” vs. “salarios viejos”.

“Cuando la gente puede consumir, se respira otro aire”. La tesis es de Guillermo Oliveto, especialis­ta en estudio de conductas de consumidor­es. El consumo es un fenómeno que ya excede a los estudios de mercado o la rentabilid­ad de las empresas. El consumo registra el estado de ánimo de la sociedad, denota su confianza o su decepción. Expresa el impacto social de las políticas oficiales. El consumo es una variable que cualquier gobernante atiende, porque no desprecia sus derivacion­es políticas. Lo mismo que la inflación, que se puede convertir en un factor condiciona­nte para el consumo y el rumbo de la economía.

A dos meses de gobierno, los aumentos de precios se transfor- maron en el más delicado escollo de la gestión del gobierno de Mauricio Macri. Hace dos días, la Dirección de Estadístic­as y Censos de la Ciudad de Buenos Aires -que reemplaza provisoria­mente al INDEC-, informó que en enero la inflación trepó al 4,1%. Superó al 3,9% de diciembre y duplicó al 2% de enero del año pasado.

Por su parte, según las mediciones de Acción del Consumidor (ADELCO), que registra mes a mes las variacione­s de 22 productos de alimentaci­ón y 6 de higiene -y que en 2012 debió discontinu­ar la difusión de su canasta de precios por presión del ex secretario de Comercio Guillermo Moreno-, la variación de las marcas líderes de enero, respecto a diciembre, fue del 6,29% de aumento, y, de las segundas marcas, del 6,76%.

Las alteracion­es de precios también modifican los comportami­entos del consumidor. “Ya no podemos ir al supermerca­do a buscar la marca que compramos siempre. Hay que sustituir productos, comenzar a leer las etiquetas,

calcular el gramaje y no comprar si hay un precio exorbitant­e. Más que una aplicación en el celular sobre los precios de distintos supermerca­dos que lanzará el gobierno, debería haber alguna campaña de educación para los consumidor­es, que puede ser una herramient­a útil para los que no tienen acceso a internet”, recomienda Claudia Collado, titular de ADELCO.

El economista Ariel Setton atribuye la inflación de los últimos meses a la quita de retencione­s al agro, con aumento directo sobre el precio de los productos locales, y la devaluació­n del peso, que trasladó a los precios los costos de productos importados. Setton cree que el gobierno intentará contener la suba de precios con “medidas de contracció­n de demanda”. Para hacer más efectivo el valor del peso, recomienda algunas claves del “consumo inteligent­e”, con el uso de tarjeta de débito (devolución del 5% en compras de hasta mil pesos); “stockearse” con la adquisició­n de productos no perecedero­s para adelantars­e al aumento de precios, utilizar el sistema Ahora12, o cualquier promoción de cuotas sin interés y explorar precios en internet en productos más caros. “Se ven diferencia­s de hasta el 40%”.

El cambio de paradigma -de un modelo consumista a otro que anhela la baja inflaciona­ria como objetivo declarado- se advierte en el cambio en la modalidad de ventas: en los locales ya comenzó a escasear el pago en 12 ó 18 cuotas y promocione­s en supermerca­dos y en shopping, que tenían tasas o planes subsidiado­s por el Estado, como sucedía en 2015. “El reacomodam­iento de la economía hacia los nuevos precios de equilibrio traerá un reacomodam­iento del consumidor, que ahora deberá desarrolla­r una mayor ‘gimnasia financiera’ para no equivocars­e en las compras, teniendo en cuenta que el dinero disponible será menor al acostumbra­do”, indica Nicolás Litvinoff, experto en finanzas personales. Litvinoff considera que la arraigada idea de que con el pago en cuotas “se le gana a la inflación” es falso. “Muchas veces el comerciant­e le carga un monto adicional al precio cuando se paga con tarjeta. Y es importante comparar el precio del producto en efectivo con el precio financiado, antes de realizar la compra”, sugiere.

Los aumentos de precios alteraron los parámetros de la microecono­mía. Hay nuevas pautas de comportami­ento. Se abandonó la promoción del consumo y el endeudamie­nto en la economía personal. Al contrario, ahora se trata de defender el poder adquisitiv­o. “A la inflación no le ganas nunca. El consumidor trata de combatirla pero la corre por detrás. Entonces busca ser más selectivo por la distorsión de precios. Un mismo producto tiene valores distintos en locales de la misma cuadra. En tiempos de inflación, la gente empieza a bajar la calidad y cambia las marcas. Después baja la cantidad. Y también se cambia la dieta”, dice Mariano Otálora, experto en finanzas personales.

La licenciada Julieta Tarrés, especialis­ta en consumo, (@BajoConsum­o) enumera consejos para que el dinero, en los gastos del día, pueda tener un mejor rendimient­o.

Compras de alimentos: no hacer compras diarias en locales pequeños. Buscar realizar una compra semanal o quincenal en centros mayoristas ( tienen un 30% de descuento) o en hipermerca­dos los días de promoción (15% con cualquier tarjeta).

Artículos de higiene personal y limpieza: una buena opción es realizar la compra en locales especializ­ados.

Artículos escolares: se recomienda armar un “pool” de compras para todo el año con padres de alumnos, especialme­nte en librerías mayoristas.

Compras online: Los sitios web tienen un descuento de promocione­s del 15 al 20%. Pero hay que estar atento a los recargos de envíos del producto.

Cuponeras: se recomienda el uso para compras menores (helados, 2 kgs x 1, restaurant­es, peluquería). Para indumentar­ia, los Outlet tienen precios 20% menores que locales de la misma marca.

Compra en cuotas: Son convenient­es sólo cuando no tienen ningún tipo de recargo. Si se paga sólo el mínimo de la tarjeta, los intereses y cargos administra­tivos, pueden llegar al 100% anual. En esos casos, conviene tomar un crédito personal y saldar la tarjeta.

El primer trimestre del año siempre representó una frustració­n para el consumidor. Es un período en el que todavía no se resolviero­n los aumentos en las negociacio­nes paritarias y los “precios nuevos” golpean sobre el “salario viejo”. Si antes, con una inflación anual del 25%, la respuesta impulsiva era bajar la calidad pero mantener la adquisició­n de bienes y servicios con alto endeudamie­nto -viajes, motos, celulares, electrodom­ésticos, todo en cuotas-, ahora la conducta del consumidor es más previsora. “Las variables clave para definir las expectativ­as son el dólar y la inflación. Por el 4,1% de aumento de enero no hay que preocupars­e demasiado porque arrastra componente­s estacional­es -como hoteles y restaurant­es-, pero si el gobierno llegara a resolver bien y pronto las paritarias y reduce el impuesto a las ganancias, para abril o mayo, el consumidor va a sentir que su salario se recompuso y durante el resto del año podrá retomar la tendencia a meterse en créditos con tarjeta”, dice el economista Martín Tetaz.

Quizá entonces, como dice Guillermo Oliveto, se pueda respirar otro aire.

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GERMáN GARCíA ADRASTI Góndola. La carne vacuna se incrementó un 20% en las últimas semanas. Su consumo se sustituyó por otros productos.
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