Clarín

Empujó hasta el final y ganó con la última pelota

San Lorenzo vive días felices. Sarmiento lo sorprendió al inicio, pero fue siempre, igualó de penal y, ya 11 a 10, explotó con otro gol de Barrientos.

- Análisis Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

Quedaba poco y uno ya empezaba a imaginarse una vuelta olímpica desganada, casi de compromiso. Había que ofrendarle la Supercopa Argentina al pueblo de Boedo y Sarmiento se encargaba de arruinar la fiesta. Sin embargo, una búsqueda admirable por las formas y acompañada no con poca polémica concluyó en la locura y el carnaval. Con el último aliento y con armas prácticame­nte inéditas para el medio local, San Lorenzo le ganó a Sarmiento 2-1 y prolongó la alegría que se trajo de Córdoba tras el histórico 4-0 a Boca.

No le fue fácil al equipo de Pablo Guede superar a los juninenses. Los dirigidos por Sergio Lippi se apegaron a su plan y contaron con la fortuna de su lado, claro, para ponerse en ventaja. Eso le bastó a Sarmiento para desnudar las falencias de un tercero: Boca. Con una idea clara, fue capaz de poner contra las cuerdas al mismo equipo contra el que los de Arruabarre­na no tuvie- ron respuestas. Lo hizo apretando los dientes y marcando con fiereza, con Hamilton Pereira multiplicá­ndose para presionar a Belluschi u Ortigoza apenas estos recibían la pelota. La visita obligó al local a jugar casi a un toque para salir desde el fondo y los errores forzados complicaro­n a San Lorenzo, que recién arrancó cuando se soltó un poco Barrientos y empezó a desnivelar por el carril izquierdo.

La ventaja, el cansancio por el despliegue y la presión de San Lorenzo fueron poco a poco retrasando las líneas de Sarmiento, que dejó su 4-2-3-1 original y pasó a un 4-4-1-1 en el que Flavio Alvarez y Diego Cháves quedaron casi a la buena de Dios. Contaban con las subidas esporádica­s de Nicolás Sánchez y Walter Busse, pero pocas veces atacaban más que ellos cuatro.

En el segundo tiempo, Guede no dudó en tirar la carne a la parrilla con celeridad. Por eso, antes del cuarto de hora ya había agotado los cambios y había ido a contramano de lo que muchos podrían hacer. Porque puso un volante con más marca (Franco Mussis) para sacar a uno ofensivo (Belluschi), pero así logró liberar a Ortigoza de ese

El equipo estuvo disperso, no salió lo que habíamos planificad­o, aunque sabíamos que en los últimos 30 minutos lo íbamos a ganar por el desgaste”. Pablo Guede, de la autocrític­a a la confianza en lograr la victoria. Me equivoqué porque no pensé que Sarmiento nos iba a asfixiar, pensé que íbamos a poder jugar más sueltos. Mussis liberó el juego”. El DT asumió el error en el planteo y explicó cómo lo corrigió.

entramado tejido por el medio de Sarmiento y comenzó a inclinar la cancha. Porque después, otra vez desafiando a la media, eligió sacar a uno de los centrodela­nteros que tenía ( Martín Cauterucci­o) para abrir la cancha con Ezequiel Cerutti y no caer en la obviedad del pelotazo frontal. Y porque finalmente sacó un central (Marcos Angeleri) para poner a un creativo (Sebastián Blanco) y dejar tres en el fondo, de los cuales dos eran los laterales que probableme­nte más proyección tengan en Argentina: Emmanuel Mas y Julio Buffarini. Ese fue el primer síntoma de una búsqueda diferente.

El resto lo hicieron los jugadores, convencido­s con este cambio de timón que les renovó las ideas. Porque siempre jugaron con la pelota al suelo, levantando la cabeza y dándosela al pie al compañero. Siempre buscando el pase entre líneas, nunca revoleando la pelota para sacarle partido a un ollazo. Así encontró Néstor Ortigoza al Pipi Romagnoli, que fabricó un penal finito que tal vez Germán Delfino ni siquiera haya visto, pero que al cabo acertó en cobrar. Así, con el tiempo cumplido y con un jugador más -lo que terminó de poner a Sarmiento contra su propio arco-, encontró Mussis (el “defensivo” del medio) a este resucitado Pitu Barrientos, que de apagado y apático en el ciclo Bauza pasó a encendido y desequilib­rante en el proceso Guede.

Va quedando atrás aquel San Lorenzo que despertaba críticas. Se asoma otro, en el que las ideas comienzan a imponerse. Podrá ganar o perder, pero empieza a demostrar que sabe a qué juega. En el fútbol argentino, no es poco.

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Barrientos pasó de relegado por Bauza a preferido por Guede. Ayer marcó su tercer gol en tres partidos.
GUSTAVO GARELLO En estado de gracia. Barrientos pasó de relegado por Bauza a preferido por Guede. Ayer marcó su tercer gol en tres partidos.
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