Ortigoza, mucho más que un infalible pateador de penales
Nelson Ibáñez es suplente en Racing, club con el que ganó su primer y hasta ahora único título en Primera División. Tiene esa hazaña no menor de haber levantado un trofeo con el club de Avellaneda, pero es dueño de un registro incluso más sorprendente. Sigue siendo el único arquero que le atajó un penal a Néstor Ortigoza en tiempo reglamentario. Con cada remate desde los doce pasos que convierte el mediocampista de San Lorenzo, su mito se agiganta. Porque ayer el dueño de la 20 azulgrana lo hizo de nuevo y, además, condujo a los suyos, desde su categoría, a una sufrida y merecida victoria.
La pasó mal en el primer tiempo el ex Argentinos Juniors. Entre Pereira, Miloc y hasta Alvarez se turnaban para pegársele y molestarlo en cada pelota que iba a recibir de los defensores o de Torrico. Sin embargo, y a pesar de las dificultades, nunca dejó de pedir la pelota. Se movió, intentó desmarcarse, cambió de posición por momentos con Belluschi, que se tiró más atrás de a ratos para ver si lograba ayudarlo a zafar de la dura marca.
Los cambios de Guede lo ayudaron y, en la segunda mitad, ya más liberado de la marca (tarea que se le asignó a Mussis) comenzó a desequilibrar como lo había hecho en Córdoba, ante Boca, cuando el ex Gimnasia había sido titular. Se juntó con Romagnoli, Barrientos, Blanco; abrió la cancha para las corridas incansables de Cerutti y luego hizo lo suyo: le dio un pase perfecto a Romagnoli, que cayó en el área, y ejecutó con maestría el penal 31 de su carrera para convertir el trigésimo de ellos. De nada sirvió que los jugadores de Sarmiento se interpusieran en su camino, ya que él quería tomar carrera desde atrás de la medialuna pero los rivales parados en la línea de la misma (reglamentariamente permitido) se lo impidieron. Lo hizo de nuevo.