La pregunta del millón: ¿quién tomará la causa?
El inesperado vuelco que Palmaghini le dio a la investigación por la muerte de Nisman despeja muchas dudas y fecunda otras tantas. Inesperado y urgente, su escrito borró de un golpe los reparos que ella misma había sembrado una y otra vez para que el expediente pasara a manos de un juez federal. ¿Por qué lo hizo? Sólo cuando se conozca la declaración de Stiuso podremos saberlo. Por ahora, los motivos y la oportunidad de este giro copernicano inauguran otro capítulo. Pero también están las nuevas certezas. La más rutilante, por supuesto, es la que encaminó la causa hacia alguno de los doce juzgados federales que terminará por recibirla. El trámite no es automático –habrá que ver si la fiscal Fein, su secretario, Bernardo Chirichella o Diego Lagomarsino apelan la decisión de Palmaghini– pero es casi inevitable: con su nueva opinión, la jueza sumó su voz a la de las dos querellas y también a la del superior de Fein, el fiscal Ricardo Sáenz. La llegada del expediente a los tribunales federales implica la hipótesis de que Nisman fue asesinado, y que los motivos de ese crimen están en su trabajo como fiscal. Atrás quedaría más de un año de limbo judicial. El latigazo de Palmaghini también instala en el expediente otro mojón: el trabajo de la fiscal Fein no habría sido el mejor, sobre todo durante el chiquero en que se convirtió la casa de Nisman la noche en que hallaron su cuerpo yermo. Sin embargo, en Comodoro Py también acechan dudas. ¿Qué juez tomará la causa en sus manos? Hace muchos meses, cuando empezó a pujar para que el expediente pasara al fuero federal, Sandra Arroyo Salgado, pidió expresamente que la muerte del fiscal sea investigada por el juez Luis Rodríguez, quien desde hace años tiene a su cargo una investigación por amenazas a Nisman y su familia. Varios pasajes de la declaración de Stiuso hicieron mención a aquellas amenazas –que con el disparo de Le Parc podrían haberse concretado–, y quienes lo escucharon se fueron con la idea de que el ex espía intentaba empujar la causa hacia Rodríguez. Este juez, a su vez, ayer se mostró muy interesado –tres fuentes de los tribunales federales usaron la palabra “desesperado– por recibirla. Un detalle: además de mantener un vínculo profesional inmejorable, Rodríguez sería el padrino de una de las hijas de Jaime Stiuso. Quizá por estas mismas razones, y por el cambio interior que la tragedia causó en ella y en su árbol de relaciones y alianzas, Arroyo Salgado ahora pide que cuando la causa pase al fuero federal sea sorteada y no se la den a Rodrí
guez. ¿Qué decidirá la Cámara Federal? También podría cederle el expediente a Norberto Oyarbide, que investiga el supuesto encubrimiento de la muerte de Nisman. Los camaristas también podrían derivar el asunto en Daniel Rafecas, a Sebastián Casanello o un tiburón como Claudio Bonadio, por ejemplo. Todo es posible. Pero podría haber más noticias fuertes: si efectivamente Stiuso habló de los iraníes y de las pruebas que alimentaron la denuncia de Nisman contra Cristina por el supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA y del interés del Gobierno por acallar los remilgos de Nisman respecto al pacto con Teherán, sería inevitable y casi inmediato que aquella denuncia salga del freezer al que tan rápido la enviaron.