Un Macri recargado a pedido de la hinchada
Las “concesiones” ya son moneda corriente para atraer votos que le faltan en el Congreso.
En el discurso más extenso de su carrera política, dejó a un lado la receta de sus asesores en comunicación y soltó términos infrecuentes en su lengua moderada: “mintieron”, “incompetentes”, “complicidad” y “la corrupción mata”. Sin embargo, el primer gran aplauso que cosechó Mauricio Macri durante el mensaje al Congreso sucedió a su promesa de publicar “área por área” el estado en que encon- tró el gobierno. Fue la reacción espontánea de los legisladores oficialistas, que reflejó la demanda del electorado de Cambiemos para que denuncie la herencia K.
El Presidente privilegió la necesidad de cerrar filas, ante la incipiente inquietud por las dificultades para frenar los precios y ser más generosos con los más vulnerables, y la de darle a su tropa argumentos frente a los que presionan por mejoras urgentes.
Con todo, la bisagra más notable que intentó instalar con la era kirchnerista fue la de las responsabilidades sobre la inflación. Macri culpó a Cristina Kirchner de haberla fomentado premeditadamente con la emisión monetaria y el déficit fiscal. La reacción de los sectores duros del FpV se hizo sentir con silbidos y gritos. Se habían sentido tocados en su talón de Aquiles. Para abundar en su ofensiva, el Presidente contrastó la gestión de los últimos años con los superávit gemelos de los ini- cios de Néstor Kirchner.
Macri dividió matemáticamente el contenido de su mensaje. Y tras la mitad inicial de mirada al pasado, pasó a su visión de futuro –inmediato y de largo plazo- sin dar lugar a demasiadas sorpresas. Pedidos para apurar las leyes que habiliten el arreglo con los holdouts y los acuerdos para completar la Corte. Más dos “concesiones” que ya son moneda corriente en las negociaciones para atraer los votos que le faltan en el Congreso. En este caso, un guiño para anticipar el debate sobre las escalas de Ganancias y para dar algún beneficio a los jubilados.
Ya en su intento de levantar el clima social, blanqueó la demorada idea de bajar el IVA a la canasta básica (aunque no precisó cómo y a quienes) y la universalización real de la Asignación por Hijo, proyecto que atribuyó a Elisa Carrió, aunque olvidó que la autoría original en 1996 fue compartida por otra ex legisladora radical, Elisa Carca.