En la competencia de Cannes, se vio una genialidad de Jim Jarmush.
Se vieron una genialidad de Jim Jarmusch y una políticamente correcta película sobre un drama de amor interracial.
Así como el domingo fue el día de las mujeres (dos películas en competencia eran de realizadoras), el lunes fue el día del “otro” cine americano. Tras el paso de figuras de Hollywood como George Clooney, Julia Roberts, Woody Allen, Spielberg y Ryan Gosling, se vieron Paterson, de Jim Jarmusch, con el nuevo malo de Star Wars, Adam Driver, y la políticamente correcta Loving, que podría tener nominaciones al Oscar, ya que toca el tema real de una pareja interracial que fue encarcelada en Virginia, en 1959, precisamente por haberse casado. En tiempos en que la Academia de Hollywood busca sumar talentos negros entre candidatos, el filme de Jeff Nichols le vendrá muy bien.
La película de Jarmusch es, lejos, lo mejor que trajo aquí el cine estadounidense. Es como una oda a la vida común, con un chofer de colectivo (Driver) que escribe poesía. Su vida es rutinaria, y el director de Extraños en el paraíso lo muestra cada día, de lunes a domingo. Se despierta junto a su esposa (Golshifteh Farahani) a eso de las 6:12, desayuna lo mismo, escribe poesía -no siempre tienen rima, ni él tiene intenciones de publicar- cuando sube al bus y antes de emprender el regreso. Cada noche saca a pasear a su perro Marvin antes de tomar una cerveza en un bar.
Laura se entretiene pensando en las cupcakes que hará y venderá el sábado, como nuevo emprendimiento. Y que esté obsesionada con formas y diseños en blanco y negro (y quiera ver filmes en blanco y negro) es tal vez una forma de reforzar cómo es la vida en ese modesto hogar: la vida es como es, tal vez sin colores, sin matices, pero ellos la toman así. Como es.
Paterson es el nombre del personaje, pero también de la ciudad de Nueva Jersey donde nació William Carlos Williams (poeta) y también Lou Costello, el de Abbott y Costello. Allí transcurre esta comedia singular, seductora por su simpleza, increíblemente atrapante por su rutina y ciertamente poética.
Distinto es el caso de Loving, drama interracial basado en un hecho real, de Jeff Nichols. Si la historia resulta increíble, aunque haya sucedido, el tratamiento del director de Take Shelter es de lo más convencional, con apuntes musicales que exasperan los ánimos de cualquier espectador atento.
Protagonizada por la etíope Ruth Negga y el australiano Joel Edgertoin, haciendo de sureños estadounidenses, el filme no tiene crecimiento, los personajes laterales son de una sola dimensión, todo previsible. En síntesis: parece un telefilme que se ve y se olvida. Aunque es probable que con su estreno comercial en los EE.UU. en noviembre, se arrimen candidaturas al Oscar por el tema interracial.
Y una agradable sorpresa fue ver en la sección Una cierta mirada Hell or High Water, con la estrella de la nueva Star Trek, Chris Pine como uno de los hermanos (el otro es Ben Foster) que roban bancos en Texas -sólo billetes de 1, 5 y 20 dólares-, perseguidos por el Texas ranger que interpreta Jeff Bridges, al borde del retiro.
Es una película de género, claramente, difícil que aquí gane un premio, pero el filme de David Mackenzie (Young Adam) entrega una diversión de 102 minutos que relajó la jornada.