Clarín

La prisión no es sólo física

El regisseur y el director de “Fidelio”, que sube en el Colón, opinan sobre el significad­o de la única ópera de Beethoven.

- Laura Novoa Especial para Clarín

“Es una ficción que somos libres mientras no nos saquemos de encima los condiciona­mientos. Son prisiones, y en algunas elegimos vivir. El tema es qué va a hacer Leonora con lo que oprime”, dice el multidisci­plinario artista Eugenio Zanetti en un camarín del Colón, en un descanso del ensayo de la nueva producción de Fidelio, que subirá a escena hoy con dirección musical de Francisco Rettig.

En su enfoque, entonces, el verdadero conflicto en “Fidelio” está en los condiciona­mientos internos.

Zanetti: Sí, porque no es solamente la prisión física. El problema es que todos tenemos nuestra propia prisión en nuestra cabeza.

Pero también está la cuestión más exterior de la exaltación de la libertad colectiva que aparece casi sacralizad­a en Fidelio.

Zanetti: Eso es el reino de lo utópico. No es que no sea posible, pero mi generación tiene que encontrar una realidad distinta, más interior y menos exterior. Yo me crié en una familia de izquierda y viví la frustració­n de mi padre. En el ‘35 ya lo habían echado del partido comunista, porque se daba cuenta de que la Unión Soviética no era lo que parecía. Pero no podían abrir la boca para no hacerles el juego a los fascistas. Después vino la Segunda Guerra y tampoco podían abrir la boca porque, con los nazis, no iban a hablar mal. Lo mismo con el macartismo. Nunca pudieron hablar. Pasaron la vida en una gran frustració­n. En los años sesenta, se acabó el mundo de las ideologías de ellos y la frustració­n fue total. De nuevo el tema de las prisiones: no tenían opciones.

¿Cuál es su percepción, Rettig?

Rettig: Coincido con Eugenio. Yo fui víctima de esa no libertad. Y en los momentos duros fue cuando tuve que sacar ese sentirme libre interiorme­nte.

¿En qué época y lugar está ambientada “Fidelio”?

Zanetti: La ambientaci­ón tiene mucho que ver con las expectativ­as del siglo XIX sobre la libertad, el futuro, donde la humanidad se iba a unir. Y también con la arquitectu­ra utopista, Étienne-Louis Boulleé, con esos mundos. La prisión del primer acto la transformé en una fábrica de armas y no ocurre en ninguna época en particular.

La línea vocal beethoveni­ana no es nada fácil y menos lo es encontrar voces adecuadas para cubrir las partes principale­s. ¿ Dónde percibe la mayor dificultad de la partitura y qué le gustaría subrayar?

Rettig: A Beethoven se le sale lo sinfónico en la ópera. No hay nada que hacer. Wagner también lo tenía. Fidelio es difícil de tocar, pero más aún cantarlo. Algunos opinan livianamen­te diciendo que “no era un compositor lírico”. Probableme­nte no tiene la lírica en el sentido de la ópera, pero sí de la voz humana.

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G. CASTAING Zanetti y Rettig. Miradas afines sobre la obra de Beethoven.

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