El asesino iba seguido al bar que atacó y chateaba en sitios gays
Lo afirmaron testigos que vieron a Mateen en el lugar. El dato pone en cuestión la tesis de sus lazos con el ISIS.
A medida que pasan las horas, la versión de una presunta homosexualidad de Omar Mateen, el atacante que mató a 49 personas en un boliche gay de Orlando, cobra fuerza, sumando así nuevos elementos contradictorios al desconocido perfil del individuo que cometió con un fusil automático la peor masacre en su tipo en la historia del país. Clientes habituales del boliche Pulse, en el que se cometió la matanza, contaron que Mateen era un asistente regular al local. Hasta ahora se sabía por su padre que mostraba un gran odio a los homosexuales. “A veces se sentaba en un rincón a beber solo, y otras veces se emborrachaba tanto que era ruidoso y beligerante”, señaló Ty Smith al Orlando Sentinel.
Smith dijo al diario haber visto a Mateen en Pulse al menos una docena de veces. “Realmente no hablábamos mucho con él, pero recuerdo haberle oído a veces decir cosas sobre su padre”, indicó. “Nos dijo que tenía esposa y un hijo”, agregó.
Kevin West, otro asistente regular del Pulse, dijo al diario Los Angeles Times que intercambió mensajes intermitentes con Mateen en un chat homosexual por al menos un año. Otros asistentes al club dijeron a medios locales que el atacante solía utilizar aplicaciones gay de celular, incluyendo Grindr, con conocidos comunes para conseguir citas.
Esa descripción tampoco coincide con la que brindaron sus familiares y allegados, que lo califican de “abusivo, violento, inestable y homófobo”. El FBI investigó a Mateen en 2013 y 2014 “por eventuales vínculos con terroristas”, pero esas causas fueron archivadas por falta de pruebas. La hipótesis de una pista homosexual, si se confirmara, podría liberar al FBI de una situación difícil, al haber observado la radicalización de Mateen pero sin prevenir que pasara al acto. Exculpado por el FBI y sin antecedentes judiciales, Mateen tenía dos permisos de portación de armas y pudo adquirir, en total legalidad, unos días antes del ataque, un arma corta y otra larga. “Si el FBI lo vigila por sospechas de tener vínculos con terroristas, (Mateen) no debería estar en condiciones de comprar un arma”, se indignó la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton, partidaria de reforzar los controles sobre las armas.
El presidente Barack Obama viajará mañana a Orlando para dar el pésame a las familias de las víctimas y expresarles su solidaridad (ver pág. 28). El propio mandatario y las investigaciones de la masacre privilegian la tesis de que Mateen, que se había “radicalizado” con propaganda islamista, actuó solo, sin recibir órdenes del ISIS aunque inspirado por los yihadistas.
El domingo, Mateen, un empleado de origen afgano de una empresa de seguridad, irrumpió armado con un rifle de asalto y una pistola en el club Pulse, que celebraba una “noche latina” con espectáculos de drag queens y transformistas. Tras abatir a tiros a varios clientes, este estadounidense musulmán se atrincheró en el baño y llamó a los servicios de urgencia para reivindicar su lealtad al ISIS, antes de que los policías decidieran ingresar a la fuerza en el lugar.