Argentina no es considerada internacionalmente un país serio; nuestras fronteras están repletas de “agujeros” no radarizados...
un país serio; nuestras fronteras están repletas de “agujeros” no radarizados; las fuerzas desarmadas han quedado marginadas del proceso social; vemos diariamente como se violan impunemente las más elementales normas de tránsito (si es así a la luz del día, imaginemos el resto); la moneda nacional no sirve para comprar un departamento de un ambiente: es preciso abonarlo en moneda extranjera, y encima en efectivo; debemos acudir al crédito externo para financiar gastos en pesos, pues falta confianza para colocar ahorros localmente; no hemos logrado interactuar con países vecinos para aprovechar las economías de escala para mejor insertarnos en la competencia internacional, mientras decenas de actividades internas siguen sobreprotegidas, descargando abultados sobreprecios sobre los indefensos habitantes, mientras otras actividades siguen subprotegidas (hace décadas que no se mide la protección efectiva por sector; cada uno consigue lo que su fuerza de lobby le permite y no lo que el país necesita); la mitad de los residentes tiene una visión antinómica que la del resto. Legisladores “escribanos” y jueces “aleatoriamente diligentes” no abonan la independencia de poderes. Las provincias mendigan a la Nación, y pobres financian ricos.
El nuevo gobierno ha comenzado a atacar estos problemas, sedimentados por décadas de desidia populista, con la velocidad que las urgencias le permiten.
La distancia existente a las condiciones necesarias para disfrutar efectivamente de una independencia nacional da programa de acción para los próximos 5 gobiernos. Contribuyamos desde nuestro trabajo, afianzando culturalmente nuestra identidad nacional.