Alerta bisturí Cirugía antiestética
La actriz de “Tienes un e-mail” volvió a pasar por el cirujano. Las críticas por su nuevo rostro son impiadosas.
Era una de las mujeres preferidas de las comedias románticas de Hollywood. Cara de niña, rasgos perfectos, bajo perfil... Pero los años pasaron y ante la tiranía de la industria, Meg Ryan (la misma de Sintonía de amor y Tienes un e-mail, ambas en dupla con Tom Hanks) decidió apelar a métodos de rejuvenecimiento. El domingo reapareció en los Premios Tony y las críticas fueron despiadadas: “Desastre facial”, titularon varios medios internacionales. La actriz, de 54 años, apareció con el rostro prácticamente irreconocible. “Si Harry volviese a encontrarse con Sally, él no la reconocería”, se burlaban los ya clásicos “memes” (afiches graciosos) en las redes sociales, recordando a la protagonista de Cuando Harry conoció a Sally. “Poco queda de los delicados labios y finas líneas de ex- presión de la ex de Dennis Quaid, porque la tres veces nominada a los Globo de Oro parece haberse inyectado tanto botox que ha perdido su mágica naturalidad, incluso al hablar”, disparaba el diario El Mundo, desde España. La actriz aún no habló del tema. El Daily Mirror asegura que se trata de una nueva cirugía plástica llevada al extremo, que habría transformado a la intérprete en una especie de muñeca de porcelana. “Amo mi edad, amo mi vida ahora mismo. Amo la persona en que me he convertido”, suele decir en entrevistas, haciendo oído sordos a los comentarios despiadados. Pero Meg no pega una. El domingo también fue criticada por el vestido elegido, color carne y con un corte poco favorecedor. Es apenas una más de las tantas bellas mujeres de la industria cinematográfica más poderosa del mundo que se siente obligada a tener que ser joven eternamente. Recordemos que, recientemente, Renée Zellweger ha sido fotografiada luciendo un aspecto completamente irreconocible también: cara hinchada y sin arrugas y labios mucho más voluminosos.