Clarín

Los frentes abiertos de Infantino y la FIFA

- Daniel Lagares dlagares@clarin.com

A Gianni Infantino, quien durante años trabajó codo a codo con los exonerados Sepp Blatter y Jerome Valcke, le quedó servida la presidenci­a de la FIFA. No está en una posición de privilegio: envía veedores al cambalache de la AFA, la Eurocopa le tira una cáscara de banana en el piso y en cualquier momento la intriga de Zurich desempolva un carpetazo. Pobre Gianni.

No se sabe si Infantino llamó a Maradona o Maradona convenció a Infantino como para que el antiguo astro abandone las delicias de Dubai y se convierta en los ojos y oídos en el burlesque de la calle Viamonte, de quien “revuelve las pelotitas”. Será divertido ver la conversión de crítico a informante.

Para la FIFA la tensión entre un sindicalis­ta y un animador de TV que involucra también al Gobierno no supera la categoría de un pintoresco episodio provincian­o. Esto es Sudamérica; el sur de Sudamérica, encima, por más Messi que exista. El problema real es la Eurocopa.

El gobierno francés hizo saber que sospecha que los hooligans rusos tienen apoyo de Moscú. Dicho más claro, Hollande desconfía de Putin. Lo que siempre se intuye, esta vez queda expuesto con claridad: el fútbol también es un arma en la geopolític­a. En ese juego, ¿qué juega la FIFA? El próximo Mundial, en 2018, en dos años exactos, será en Rusia. La fecha era apetecida por Inglaterra, desde donde, ahora mismo, apuntan a Moscú.

Si la UEFA expulsara a Rusia de la Eurocopa, como presiona Francia, el Mundial ‘18 estará malherido. Nació sospechado porque la FIFA adjudicó esa fecha y la de 2022 a Qatar al mismo tiempo, contra todos los antecedent­es. Si los derechos de TV son la verdadera fuerza económica de los Mundiales (Y las Copas y los Juegos Olímpicos, y la F1, y la NBA y varios etcéteras), ¿para que anunciar con tanta anticipaci­ón a los anfitrione­s?. A no ser que ha- ya habido gato encerrado, como indica el FIFA-Gate.

Infantino sabe que debe mirar a París, no a Buenos Aires, donde mandó a Maradona. Las postales que le enviará Diego” le importarán un rábano por más que haya nombres propios como Macri, Moyano, Tinelli: consumo interno. La Eurocopa, por ahora, es un problema de Francia y de la UEFA pero si los barrabrava­s siguen asolando la Galia, también será asunto de la FIFA. A Infantino lo alterarán otros nombres: Hollande, Putin, Cameron, Merkel y el de unos cuantos jeques árabes, por ejemplo. El buen Gianni es elegante, de buenos modales y también pícaro: sabe que desde hace tiempo un fantasma jacobino sobrevuela el fútbol.

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