Esta vez no fue Menem: López lo hizo
Hasta Página/12 tomó nota. No tuvo más remedio que admitir la corrupción kirchnerista, que fue igual a admitir que la corrupción kirchnerista dejó de ser lo que nunca fue: un relato de Clarín.
Es tan fuerte la imagen del ex viceministro José López andando de madrugada por el gran Buenos Aires con una pistola ametralladora y tirando bolsos con millones de dólares y otras riquezas y tras ellos tirándose el mismo sobre el tapial de un convento de monjas, que se quedó sin argumentos para negar la corrupción.
El jefe de los diputados kirchneristas ensayó uno, estrafalario. Afirmó Héctor Recalde: “casi diría que somos víctimas de todo esto”. No se entendió en qué lugar son víctimas y en qué lugar no lo son. Sí se entendió que necesitaba decir algo para no quedar pegado a López y a la vez no desatar la ira de Cristina. Tampoco lo consiguió.
Es difícil conseguir esas dos cosas cuando hay bolsos con US$ 8.982.047 más 153.610 euros más yuanes chinos más pesos de la corrupción.
La desesperación de López está clara en su mirada, en las fotos con casco y chaleco... antibalas. Es la desesperación de una persona que resiste a ponerse esposas. De un momento a otro pasa de tenerlo todo a perderlo todo y termina preso. Ha dejado en su casa que es un santuario
tres biblias abiertas. Busca enterrar los billetes. No son billetes: son papeles hasta que sean lavados, como el mafioso Frank Lucas (Denzel Washington) le explica a su ayudante en Gangster americano.
Este López no tuvo acceso al juego y a los hoteles para lavar dinero como lo tuvieron el otro López (Cristóbal), Lázaro y los jefes de todos ellos. Adivinen quiénes son.
En la soledad más amarga, López es denunciado por un vecino y créase o no la Policía llega rápido y es honesta y eficiente.
Y créase o no, la Curia dice que el monasterio no está manejado por la Iglesia sino por “una asociación privada de fieles”. Uno de esos fieles era López y otro seguramente es De Vido: es un convento con cámaras de seguridad de última generación.
Cristina hace la gran Cristina: como cada vez que está en medio de un escándalo no dice una sola palabra. Hizo distribuir un
video inexplicable donde aparece rodeada de militantes de La Cámpora. O bien explicable: López ha sido ella y ha sido Néstor. Ahora no sólo teme por lo que pueda de
nunciar Lázaro preso. Gracias a López, Macri pasó del peor
momento al mejor momento. Tuvo un supermiércoles: sacó por paliza los jueces de la Corte y el blanqueo y la moratoria. La implosión cristinista también beneficia y mucho a Massa. Uno ha ganado tiempo. El otro ha ganado posiciones en el PJ.
Macri pasó gracias a López del peor al mejor momento. La implosión del cristinismo también beneficia a Massa.