De asesor de Alfonsín a la formación de las nuevas generaciones
Su medalla de oro al egresar del Nacional Sarmiento anticipaba un perfil de excelencia: y eso fue lo que le ocurrió en su vida al porteño Carlos Rosenkrantz, hoy de 57 años. Será el primer juez de la Corte de origen judío.
El derrotero por los claustros da cuenta de que se recibió de abogado en la UBA en 1983, luego, en 1987, alcanzó el grado de magister en Derecho por la Universidad de Yale, EE.UU., para finalmente doctorarse en Derecho en la misma casa de estudios en 1989.
Durante esos años de la transición democrática se dio tiempo para asesorar al presidente Raúl Alfonsín. Como integrante del grupo que nucleó el jurista Santiago Nino trabajó para el Consejo de Consolidación de la Democracia y ya con la UCR en el llano fue consejero del bloque en la Asamblea Constituyente en 1994.
Dedicó buena parte de su carrera a su pasión por la docencia: es profesor titular de la UBA desde 1990 y también pasó por las aulas de la Universidad de Nueva York y la Pompeu Fabra, de España. Otro mojón de su trayectoria fue llegar a rector de la prestigiosa Universidad de San Andrés, cargo que ocupa desde 2008 y en el que tomó licencia para asumir en la Corte. Maneja desde el 90 un estudio jurídico reconocido en el mundo empresario, junto a su socio, Gabriel Bouzat.
En su exposición de marzo ante el Senado dijo: “Voy a ser un juez que va a ejercer por arriba de toda actitud, el auto crontrol” y destacó también que “al país se lo cambia con política, y no desde fallos judiciales”. En cuanto al Impuesto a las Ganancias, si bien apuntó que los jueces no están obligados a tributar, dijo que él sí estaría dispuesto a hacerlo si correspondiese.