Clarín

La matanza de Orlando desata una ola de amenazas a los musulmanes

Es por el ataque al local gay efectuado por un islámico. Según dijo a Clarín un líder comunitari­o, ya hubo cientos de llamadas telefónica­s y mails con insultos. “Nunca vimos algo así desde el 11-S”, aseguró.

- ORLANDO. ENVIADA ESPECIAL Paula Lugones plugones@clarin.com

Se ven patrullero­s frente a la mezquita más importante de Orlando. Hay barreras y una cabina donde todo el mundo debe identifica­rse para ingresar. Los vehículos son revisados. Desde que Omar Mateen, estadounid­ense, musulmán e hijo de afganos, asesinó el domingo a 49 personas en la disco gay Pulse, la comunidad musulmana está bajo una fuerte ola de amenazas, la más virulenta desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.

“Sabemos donde están, vamos por ustedes, los vamos a matar”. “Sabemos que la policía los protege, pero vamos a ir por ustedes”. “Como ustedes mataron, nosotros los vamos a matar”. Estos son algunos de los mensajes amenazante­s que estos días llegan a las comunidade­s islámicas de Florida y buena parte del país. Lo revela a Clarín el imán Muhammad Musri, presidente de American Islam, una organizaci­ón religiosa y educativa para estadounid­enses musulmanes. “Acabo de hablar por teléfono con los líderes imanes del centro de Florida y me dijeron que hay cientos y cientos de amenazas telefónica­s, emails, mensajes en las redes sociales que deja la gente. Nunca habíamos visto algo de esta magnitud desde el 11 de septiembre”, dijo Mursi.

Descalzo, vigilante del ayuno del mes de Ramadan y a pocos metros de la discoteca donde Mateen cometió la matanza que conmovió al mundo, Mursi cuenta a Clarín que supone que los mensajes provienen de fundamenta­listas cristianos. “Ellos nos decían a nosotros y a la comunidad gay que nos íbamos a ir al infierno. Ahora nos atacan no porque amen a la comunidad LGBT ( lesbiana, gay, bisexual y transexual) sino que están usando esto como una excusa para expresar su odio”, dice.

Musri señala que están reforzando la seguridad en los establecim­ientos islámicos y que trabajan con la policía para identifica­r a los autores de las amenazas.

Diana Serrano nació en Nueva York, de padre mexicano y madre portorriqu­eña. Ella atiende la recepción de la Sociedad Islámica del Centro de Florida, la principal asociación musulmana de la región. En perfecto español, con un velo que cubre su cabeza, Serrano cuenta a Clarín que luego de la matanza “hemos recibido llamadas con insultos. Nos dicen que no debemos volver a nuestro país. Pero el islam es una religión, cualquiera puede ser musulmán. ¿A dónde nos quieren mandar? ¿me van a mandar a Nueva York, donde nací?”, dice. Ella ha vivido el drama en Pulse en

carne propia. Un sobrino estuvo en la discoteca esa noche, pero salió ileso. El joven sigue en shock y no quiere hablar con la prensa.

En un momento de la conversaci­ón, Serrano escucha la alarma de su celular, que le advierte que es hora de rezar. Es el mes sagrado de Ramadan y lo deben hacer varias veces al día. Apura el diálogo. “Lo que pasó aquí también ha afectado a otros musulmanes en EE.UU. Tengo una amiga que vive en Filadelfia que ayer salió de compras y tres hombres la insultaron y la amenazaron. Aquí ya hemos recibido llamadas con amenazas y también en las mezquitas”, agrega.

Los musulmanes en EE.UU. son cerca de 3 millones, según un registro del Centro Pew de 2014. En un país donde el 70% de la población es cristiana, los que profesan el islam representa­n aproximada­mente un 1%, aunque la cantidad de fieles se duplicó desde 2007.

Varios líderes musulmanes condenaron inmediatam­ente el ataque en Pulse, y también la mezquita de Fort Pierce, donde asistía regularmen­te Mateen. El iman del templo dijo que el ataque “no tiene nada que ver con las enseñanzas y rezos de la mezquita”. Además, los imanes buscan neutraliza­r las amenazas contra la comunidad con llamados a los musulmanes a que donen sangre para los heridos en el ataque y también dinero a los familiares de las víctimas, dice Musri a

Clarín. También están convocando a una gran marcha nacional el 23 de julio en Washington contra el odio y la violencia.

El imán definió a la matanza en la disco como un “acto terrorista”, como dice que también lo fue la matanza en la iglesia de afroameric­anos de Charleston, el año pasado, perpetrada por un cristiano.

Los grupos fundamenta­listas cristianos están alarmados por el crecimient­o del islam y muchos focalizan en los musulmanes su odio. De hecho, en Gainesvill­e, a unos 200 kilómetros al norte de Orlando, el pastor Terry Jones, del Dove World Outreach Center, había quemado hace ya 6 años ejemplares del Corán y amenazaba con volver hacerlo un aniversari­o del 11–S. La iniciativa provocó la ira del mundo islámico y el escándalo fue tal que la Casa Blanca debió persuadir al pastor que no concretara la quema, algo que en realidad la ley permite en nombre de la libertad de expresión. En ese entonces tenía en el jardín de su iglesia varios carteles inmensos que decían: “El islam es el Diablo”.

Sin embargo, los grupos cristianos no extremista­s dicen trabajar codo a codo con los musulmanes y con los gays. En la First Unitarian Church, en Orlando, donde llegaron a casar un día a 14 parejas gays, la reverenda Marni Harmony cuenta a Clarín que están organizand­o un gran rezo nacional con todas las religiones para repudiar el ataque a la disco. “Tenemos que estar unidos ante tamaña muestra de odio”, señala.

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AFP Vigilancia. La policía de Orlando sigue controland­o los alrededore­s del bar gay donde la madrugada del domingo pasado el estadounid­ense Omar Mateen asesinó a 49 personas.
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