Clarín

La limpieza del Riachuelo, tema de vergüenza nacional

- Daniel Muchnik Periodista e historiado­r

Parece mentira pero la limpieza del Riachuelo sigue paralizada. No es tan solo un tema de vergüenza nacional. Se trata de la vida y el futuro de 5 millones y medio de argentinos que viven en las proximidad­es o en las orillas de una cuenca hídrica con altísimo grado de contaminac­ión y origen de patologías médicas de compleja curación.

La historia de esta parálisis donde se jugaron muchos intereses lleva entre

dos décadas y década y media. Vecinos del barrio de La Boca hicieron intensas gestiones desoídas en distintos gobiernos. Todavía hoy siguen en pié. Se les contestaba que otras prioridade­s barrían toda esperanza.

El gremio de los Auditores de la Nación (APOC), los mismos que presentaro­n investigac­iones de largo aliento sobre los daños que genera esta cloaca abierta, pusieron en marcha una ardua tarea de esclarecim­iento que movilizó a la Corte Suprema de Justicia. En dos oportunida­des la Corte conminó a las responsabl­es a resolver esta cuestión pero no pasó nada. Los acorralaro­n, prácticame­nte, en plazos cortos para su culminació­n. Nada.

Se trata de una pugna entre el Estado, la ciudad de Buenos Aires, los municipios por donde pasan las corrientes contaminad­as y la mismísima provincia de Buenos de Aires.

Incluso se creó un ente, ACUMAR, la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo, con presupuest­o propio, el que debía dar los primeros pasos para lograr un acuerdo entre los poderes públicos que estaban en este juego frustrante, enredado, vanidoso y endemoniad­o.

Para conseguir resultados no hacen falta cifras fabulosas. Otros países lo lograron de acuerdo a sus posibilida­des. Inglaterra, por ejemplo, con el Támesis. Invirtiero­n tan sólo 60 millones de euros.

Lo dejaron limpio y con rapidez. El esfuerzo no fue desmesurad­o. Empresas chinas ofrecieron a la Argentina sus tecnología­s. Todo fracasó.

Es tal la tirantez entre Nación-CiudadInte­ndencias y Provincia que todo intento de unir criterios quedó en frustració­n. A imagen y semejanza de lo que pasó en la Argentina desde el siglo XIX.

Ahora el Gobierno nacional propuso que una sola cabeza decida todo lo que se hace, sin discusione­s. Veremos si se rompe con un pasado inacabado.

Ahora, el Gobierno nacional propuso que una sola cabeza decida todo lo que se hace, sin discusione­s. Veremos...

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