Clarín

50 días y al sueño de Río le falta un puñado de detalles

Se inauguró la Villa Olímpica: 31 edificios de 17 pisos con 3.604 departamen­tos para hasta 18 mil atletas.

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A sólo 50 días de la inauguraci­ón de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con el encendido del pebetero en el Maracaná, la ciudad está casi preparada para acunar el evento deportivo más importante a nivel mundial en el que participar­án 206 países.

Dentro de la controvers­ia política, económica y social que inunda a Brasil en estos tiempos, uno de los puntos preocupant­es dentro de la organizaci­ón de los Juegos era la financiaci­ón de las construcci­ones y remodelaci­ones de la ciudad sede. De los 12.700 millones de dólares invertidos, sólo el 43 por ciento vino del Estado y el 57 restante pertenece al sector privado. De la cifra total, 8.200 millones fueron para obras de infraestru­ctura, 2.200 para estadios e instalacio­nes deportivas y los 2.300 sobrantes para la organizaci­ón y planificac­ión del evento.

Los 10.500 atletas que formarán parte de los Juegos contarán con una Villa Olímpica, inaugurada ayer (“Es una de las Villas Olímpicas más bonitas que jamás he visto en mi vida”, señaló el alemán Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacio­nal), sumamente imponente: serán 31 edificios nuevos de 17 pisos cada uno con 3.604 departamen­tos. Además los deportista­s, demás miembros de las misiones y periodista­s contarán con líneas de telefonía fija y móvil y 8 mil puntos de accesos gratuitos de wifi para dar lugar a la Villa más grande y conectada de la historia.

El Parque Olímpico acogerá tanto a la Villa como al Centro Principal de Prensa y el Centro Internacio­nal de Transmisió­n. Además contará con el principal legado deportivo de los Juegos: el Centro Olímpico que incluirá el velódromo (aún no está terminado), el Centro acuático María Lenk y tres pabellones de entrenamie­nto.

En plena polémica mundial en torno al doping otro de los mayores legados que dejarán los Juegos será el Laboratori­o Brasileño de Control de Dopaje que impulsó los Ministerio­s de Deporte y Educación.

Con una ubicación versátil en una geografía tan particular como compleja, el transporte en Río de Janeiro es un desafío. El desarrollo de los proyectos de expansión y modernizac­ión de los aeropuerto­s regionales e internacio­nales y de las autopistas y la planificac­ión de sistemas de subtes, trenes urbanos y ómnibus interurban­os son la sín- tesis del poderío en esa materia.

La línea 4 del subte comenzará a funcionar a partir del 1° de agosto, transporta­rá 300 mil pasajeros por día y permitirá sacar de las calles de Río de Janeiro a cerca de 2 mil autos por hora. Además, durante el período de los Juegos los dos carriles de la vía costera, construido­s en el distrito de Joá (Barra de Tijuca), serán exclusivos para el uso de la familia olímpica.

Un punto aparte merece el VLT: un nuevo vehículo liviano sobre rieles es un tren eléctrico no contaminan­te que cruza la ciudad, une los puntos atractivos para el turismo y unifica los sistemas de transporte. Ayudará además a quitar los ómnibus de las calles y se estima que trasladará a 190 mil personas por día.

Para garantizar la accesibili­dad de las personas con capacidade­s reducidas se invirtió en rampas, pisos y baldosas táctiles. Asimismo habrá un espacio para sillas de ruedas en los vagones de los trenes y subtes y la ciudad contará con el traslado gratuito desde los estadios hacia los medios de transporte públicos.

Finalmente, con la meta puesta en que Brasil esté posicionad­o, por primera vez, entre los diez mejores países en el medallero de los Jue- gos Olímpicos, en 2012 la presidenta Dilma Rousseff y el ministro de Deporte, Aldo Rebelo, dieron marcha al Plan Brasil Medallas. Allí se invirtiero­n aproximada­mente unos 300 millones de dólares entre 2013 y 2016 con un destino repartido, por un lado, en los programas de apoyo a los atletas y, mayormente, en la construcci­ón, reforma y equipamien­to de los centros de entrenamie­nto.

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