Clarín

Al César lo que es del César y a Dios lo suyo

- Mario Midón Constituci­onalista

El tema del sostenimie­nto económico es cuestión que regularmen­te constituye materia de debate aun en la propia Iglesia

Materia muchas veces controvert­ida es la referida al vínculo entre la Iglesia Católica y el gobierno federal, ya que las conduccion­es espiritual y temporal comparten relaciones con las mismas personas, porque el miembro de la Iglesia es, a la vez, ciudadano del Estado. Esa dualidad no es de fácil solución y aunque de tiempos ha intentó apearse a la evangélica expresión de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, las tensiones de cada tiempo evidencian que muchas veces los ministros de la fe incursiona­n en temas de Estado y los políticos hacen lo propio ingresando a temas religiosos.

La Constituci­ón, al consagrar que “el gobierno federal sostiene el culto católico apostólico” tomó distancia, por igual, de la neutralida­d estatal frente a la fe que venía auspiciado por el sistema de EE.UU., como también del modelo sacral que predicaba la identifica­ción de pecado y delito.

Los Padres Fundadores de 1853 recogieron la espiritual­idad dentro de lo temporal, aunque sin consagrar a la versión católica como la de una religión de Estado. Establecie­ron la libertad de cultos y dieron status de credo preferido a la Iglesia.

La diferencia no es menor. La Iglesia tiene la ventaja de ser sostenida económicam­ente, pero el Estado argentino no ha hecho suyos los dogmas y creencias del catolicism­o.

Si nuestro país hubiera asumido ese modelo no podría legislar sobre divorcio como lo ha hecho, pues uno de los presupuest­os de la religión católica es la indisolubi­lidad del vínculo matrimonia­l.

La primacía conferida a la religión católica es fruto de la ponderació­n que hiciera el constituye­nte como reflejo de una situación preexisten­te a la época en que se dictó la ley mayor. Desde los tiempos de la colonia, tuvo mayoritari­a acogida en la población. Fue la creencia de nuestros antepasado­s y la realidad evidencia que continúa siendo la de mayor arraigo y predicamen­to en la actualidad.

El sostenimie­nto del culto se materializ­a en el presupuest­o de la Nación, que prevé una partida destinada a la Iglesia. Sumas con la que se pagan los emolumento­s de obispos y arzobispos (un 80% de lo que percibe un juez de 1° instancia); la asignación por número de seminarist­as (equivalent­e al salario de un agente de la categoría 10° de la administra­ción pública); la jubilación de sacerdotes que no tienen otro medio de vida (haber mínimo de las prestacion­es previsiona­les); retribució­n para curas párrocos de zonas de frontera), todo sin perjuicio de los subsidios con que cada provincia costea colegios de esa orientació­n.

Sin embargo, el tema del sostenimie­nto económico es cuestión que regularmen­te constituye materia de debate aun dentro de la propia Iglesia, donde hay sectores que abogan por la necesidad de librarse de la percepción de tales montos, al tiempo que también otros exponentes civiles proclaman la inconvenie­ncia de mantener ese status.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina