Clarín

Los kirchneris­tas caen en su ley

A

- rroa@clarin.com Ricardo Roa

lgo hay que reconocerl­e a los funcionari­os kirchneris­tas: están muriendo en su ley. Contando dólares en cuevas o enterrándo­los en bolsas. O sea, protegiend­o el fruto de 12 años de trabajo sin descanso. Nada de terminar presos por zonceras políticas.

En estado de intensa alteración nerviosa, el kirchneris­mo volvió a desparrama­r insensatec­es de tamaño familiar. Pero de familia Adams.

La mayor, no la más significat­iva, estuvo a cargo de Hebe de Bonafini. Dijo: “José López fue un infiltrado”. Un descubrimi­ento notable que se le había escapado

a todo el mundo. Durante 26 años López trabajó para los Kirchner.

López no sólo sembró nervios en Bonafini, llamada a indagatori­a por los Sueños Compartido­s que acabaron en una pesadilla de corrupción. El depositant­e nocturno también desató los nervios de Lázaro Báez. Los psiquiatra­s dicen que López está en sus cabales. Con ellos o sin ellos, cómo para no ponerse nerviosos: aunque fueran una parte de las coimas, todas las coimas de la obra pública pasaron por su mano.

Olvidándos­e convenient­emente de que el juez Casanello también convenient­emente se había olvidado de procesarlo, Báez confesó. Dijo que el juez estuvo con Cristina en Olivos. Se nota por qué la Real Academia incorporó el término quilombo a su diccionari­o. Es parte de este mismo, increíble quilombo que Cristina haya dicho que ella no le dio plata a López. Es lo único que faltaba. ¿Cuándo viene la parte en que le pedirá explicacio­nes por robar?

Antes, invocó a Rodolfo Walsh, escritor, periodista y militante desapareci­do y autor de la valiente Carta a la Junta Militar en 1977. Cristina citó una referencia de Walsh a la miseria planificad­a, para criticar a Macri y compararse con Walsh. Si quiso hacerle un homenaje a Walsh, lo ofendió. Subirse a los hombros de Walsh para sacar chapa de progre da vergüenza ajena. La escritura, las ideas y la conducta han sido coherentes en Walsh. ¿Qué tiene que ver la millonaria de El Calafate con el dirigente montonero? Walsh y Cristina son el agua y el aceite. Si faltaba algo para corroborar­lo, ahí está la plata sucia de López que se suma a la plata sucia de Lázaro y del otro López de los tragamoned­as y de una serie interminab­le

que tiene en su cumbre a los Kirchner. De inaugurars­e una escuela de corrupción, ya sabemos con qué nombre bautizarla.

Más que peronismo o incluso populismo, el kirchneris­mo ha sido cinismo. Por eso este final. Presos que lloran, abogadas que parecen vedettes y marginales como D’Elía denunciand­o operacione­s para tapar lo que todos ven: el famoso modelo se comprobó un modelo para robar.

Es parte del quilombo (sic Real Academia) argentino que anoche Cristina haya dicho que no le dio plata a López.

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