Clarín

La reunión secreta que no se hizo, pero a la que fueron todos

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Claudio Savoia csavoia@clarin.com

Que conste en actas: el juez Sebastián Casanello lo negó oficial y tajantemen­te: “Desmiento categórica­mente todas las alusiones realizadas de modo agraviante e inexacto sobre mi persona. Nunca me he reunido con la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en ninguna circunstan­cia. Nunca estuve en la Quinta Presidenci­al de Olivos. Jamás recibí una contrapres­tación de ninguna especie para que tome una decisión jurisdicci­onal en uno u otro sentido”. El comunicado, publicado en el Centro de Informació­n Judicial, está fechado el 31 de mayo.

Dos días antes, algo parecido había afirmado Cristina a través de Facebook: “Nunca hubo ‘reuniones secretas’ durante mi gestión con miembros del Poder Judicial, ni en la residencia de Olivos, ni en ninguna otra parte”. La ex presidenta aclaró, además, que a Casanello “no lo conozco, ni nunca vi en mi vida”.

¿Qué causaba semejantes reac- ciones, perfectame­nte sincroniza­das? Las crecientes y cada vez más detalladas versiones respecto a supuestas reuniones –de una a tres, según la fuente– realizadas en la Quinta presidenci­al de Olivos entre agosto y diciembre pasado, en las que Cristina, Báez y el juez habrían discutido los términos en los que la causa por lavado de dinero de “la ruta del dinero K” iría languideci­endo hasta entrar en una saludable vía muerta. Después de todo, tampoco era algo muy diferente a lo que venía ocurriendo desde abril de 2013, cuando el caso estalló en el programa de Jorge Lanata y se inició la causa judicial.

Siempre en los medios y por fuera del expediente, los rumores sobre aquel supuesto o supuestos encuentros fueron cobrando precisión. Algunos de esos datos, de fuentes vinculadas a las investigac­iones, fueron revelados por Julio Blanck en este diario: “el 6 de agosto de 2015, cuando se comunicaro­n los celulares de Casanello y el abogado Falke –un abogado que integra el jury de enjuiciami­ento de magistrado­s–, se habría registrado una llamada al celular de Lázaro Báez en esa misma celda telefónica, identifica­da como GKN 053. De ser así, se reforzaría la hipótesis de que Casanello y Lázaro, juez e investigad­o, habrían coincidido en la zona de la quinta de Olivos donde vivía Cristina. Igual conviene no dejarse llevar por la ansiedad: todo esta sujeto a comprobaci­ón judicial”, advertía el cronista.

Un detalle: la referencia de las llamadas y las celdas puede ser comprobada por la justicia pidiéndose­la a las empresas de telefonía, y la respuesta sería totalmente legal. Los camaristas –por ejemplo– también podrían solicitar la geolocaliz­ación de los aparatos, para saber con exactitud dónde y a qué hora estuvieron. Si es que estuvieron, claro.

Había más datos. Incluido el de una supuesta reunión que habría ocurrido tras uno de esos encuentros en la Quinta presidenci­al, para cerrar algunas operacione­s. Ese otro café de negocios se habría realizado en la calle Hernán Wineberg al 2200, Olivos. ¿Su dueño? Osvaldo “Bochi” Sanfelice, socio de Máximo Kirchner.

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DIEGO DIAZ Coordenada­s. La esquina de la Quinta presidenci­al, en Olivos. ¿Fue sede de reuniones secretas?
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