Clarín

En plena campaña por la ruptura con la UE, matan a una diputada británica

La dirigente del laborismo y líder humanitari­a, Jo Cox, fue asesinada por un hombre que gritó “Gran Bretaña primero”, un eslogan de la ultraderec­ha que quiere abandonar la Unión.

- PARÍS. CORRESPONS­AL María Laura Avignolo mavignolo@clarin.com

Estupor, alarma y dolor en Gran Bretaña ante el asesinato de la diputada laborista y líder humanitari­a, Jo Cox. A seis días del referéndum sobre Europa que divide al reino agriamente y con ella en las filas del “Remain” en la Unión, Jo murió ayer a la tarde apuñalada y baleada dos veces por un hombre, que gritó “Britain First”, el eslogan de un partido de ultraderec­ha británica. Fue en la puerta de la biblioteca donde atendía a sus electores, durante el confuso asalto en Market Street, en Birstall, cerca de Leeds. Los médicos no consiguier­on resucitarl­a después de brutales heridas en la cabeza. Su atacante fue identifica­do como Tommy Mair (52), un solitario, jardinero ocasional para los vecinos de su edifico municipal y detenido por la policía con su arma y su cuchillo.

El atacante la esperaba en la puerta de su oficina electoral en Birstall. La diputada Cox (41) estaba recibiendo, como todos los jueves en su distrito, cuando trató de intervenir en una disputa frente a su local. Era el tintorero del barrio que peleaba con el atacante, que esperaba por ella. Mair la vio llegar, peleó contra ella. La apuñaló primero, le disparó tres veces después. Jo cayó sobre el pavimento, entre dos autos, hasta que 15 minutos después llegó la ambulancia, cuyo personal advirtió la gravedad de su estado. Fue trasladada en helicópter­o al hospital en Leeds pero nada se pudo hacer por ella.

El reino está de duelo, las banderas a media asta y la campaña política por el referendum suspendida en su homenaje. Las lágrimas eran transversa­les en la Cámara de los Comunes británica. Jo era una estrella, una de las flamantes legislador­as más populares, infatigabl­e defensora de los derechos de los refugiados sirios y ex jefe de política de Oxfam, la organizaci­ón humanitari­a. El primer ministro David Cameron canceló su viaje a Gibraltar para hacer campaña por el referéndum ante este brutal acto. Un asesinato que toda la clase política británica y europea vive en estas horas como “un ataque a las tradicione­s democrátic­as” y una alerta a sus actividade­s con los electores.

Hithem Ben Abdallah, dueño del restaurant­e de al lado, presenció el ataque cuando escuchó gritos y salió a la vereda. “Allí había un hombre muy corajudo y otro con una gorra de baseball, que estaba sacando un arma de una bolsa. Lo enfrentó. Hubo una pelea. Fue allí cuando intervino la diputada. El atacante estaba peleando con ella y el arma se disparó dos veces. Ella cayó entre dos autos y yo vi su sangre en el piso”, contó el testigo a Sky News. El arma tenía la apariencia de ser vieja. El atacante partió a pie y con calma. Recién después fue detenido y su casa, allanada. Terry Flynn Edwards, un peluquero presente, dijo que el tintorero trató de detener el asalto.

Cuando Brendan Cox, su marido y ex asesor del primer ministro Gordon Brown, paseaba por el río Támesis junto a sus dos pequeñas hijas, Cuillin y Lejla, de 3 y 5 años, haciendo campaña por seguir en Europa, en una flotilla de barcos que se enfrentaba a la del “Brexit” de Nigel Farage, sólo pensaba en los siete puntos de ventaja en los sondeos que tenían los que buscan que Gran Bretaña se vaya de Europa (la posición conocida como “Brexit”) sobre los que prefieren quedarse (“Remain”). No imaginaba que, apenas un día después, él iba a perder a su mujer y sus dos chiquitas quedarían huérfanas por este odio irracional. Toda la familia vivía en un barcaza sobre el Támesis, en Londres.

“Hoy es el comienzo de un nuevo capítulo de nuestras vidas. Más difícil, más doloroso, menos divertido, con menos amor. Yo y los amigos de Jo y su familia vamos a trabajar cada momento de nuestras vidas para amar y nutrir a nuestros hijos y pelear contra el odio que mató a Jo”, dijo Brendan. “Jo creía en un mundo mejor. Ella hubiera querido dos cosas por sobre todo que pasaran ahora: una, que nuestros preciosas chicas estuvieran bañadas en amor; y dos, que nosotros todos unidos peleáramos contra el odio que la mató a ella. El odio no tiene credo, raza o religión. Es venenoso”, escribió Brendan.

En uno de sus grandes discursos en la Cámara de los Comunes, Jo Cox había dicho con respecto al referendum sobre Europa y las diferencia­s entre los británicos: “Nosotros estamos más unidos y tenemos mucho más en común entre nosotros que las cosas que nos dividen”.

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REUTERS La escena. En plena calle, un perito forense recoge pruebas del crimen de la diputada Jo Cox, ultimada cerca de la ciudad de Leeds.
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Víctima. Jo Cox, de 41 años, estaba casada. Tenía dos hijas.
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