Plataformas de distribución, un desafío renovado para los medios
Crece la pulseada entre redes sociales y medios por la circulación y lectura de noticias en soportes digitales.
Una encuesta del Reuters Institute for Journalism en 26 países, incluyendo Brasil, revela que el 51% de la gente usa redes sociales, sobre todo Facebook, para acceder a las noticias, mientras el 17% ya considera esas redes como fuente principal de información. Los datos fueron literalmente arrojados en la cara de los más de 600 editores reunidos en el Summit anual de la Global Editors Network, en Viena, por David Levy, director del Instituto Reuters. El Summit 2016 apunta a esa pelea de medios y plataformas de distribución de contenidos. El 2015 es para muchos el año del quiebre de la tendencia que arrancó con el nacimiento de Internet en los 90 y que mostró un dominio absoluto de las grandes marcas de medios en la generación, distribución y lectura de noticias por miles de millones de personas. Ahora ese status quo aparece amenazado.
Los grandes medios siguen siendo los generadores de información por excelencia, pero la distribución de esas noticias cada vez está más en manos de las redes sociales.
Ayer en la cumbre de Viena el escritor e investigador Evgeny Morozov desafió a los editores: “Ustedes están mostrando baja capacidad como medios para comprender el núcleo de la ventaja competitiva de la industria informática. Es en Silicon Valley donde se desarrollan los cambios basados en la capacidad de administrar enormes bases de información sobre conductas humanas y, a partir de ese manejo, poder desarrollar software para anticipar lo que quiere la gente, sean noticias, servicios, medicina o cualquier cosa”. Y puso como ejemplo los acuerdos de academias de medicina con Google para acceder a información estadística a la hora de desarrollar estrategias de lucha contra el cáncer. Manejo de datos, registros infinitos de información general y privada sobre miles de millones de personas, inteligencia artificial y algoritmos.
Son esos datos y la inteligencia para administrarlos los que les permite conocer la demanda y generar ofertas, sean servicios de transporte en redes (Uber), formatos de lectu- ra de noticias sin asociación con grandes marcas de medios (Instant Articles) o recomendaciones de paquetes turísticos derivadas de ciertos gustos (Amazon).
Parece una lucha desigual entre organizaciones del mundo de los átomos y compañías digitales que enfrentan a gobiernos a la hora de develar la clave para acceder a registros de llamadas de un celular sospechado de haber sido usado por presuntos terroristas. En Silicon Valley le dicen “No” a Washington, el FBI o la Casa Blanca. ¿Qué queda para el resto?
Sin embargo, el CEO del poderoso grupo alemán Die Zeit, Rainer Esser, demostró que las marcas tradicionales, y sobre todo el impreso, siguen siendo centrales en el negocio periodístico. En un panel con el ex editor digital de The New York Times, Jim Roberts, se discutió la competencia entre los medios tradicionales y los puramente digitales, como Buzzfeed o Vice, concluyendo que a las modas le sucede la calidad del periodismo.
Para los medios, hay una asociación que está cambiando la ecuación de relación con los lectores: la unión de plataformas de distribución de noticias en redes y la masificación de los smartphones. Son dos elementos que en los países europeos, por ejemplo, están llevando a una dilución de la imagen mental de las grandes marcas de medios en la gente. Hay ya un quiebre entre los menores de 35 años que prefieren las redes sociales para informarse y los mayores de esa edad que confían en las grandes marcas de medios.
Esta suma de todos los miedos es el mayor desafío encontrado tras el viejo dilema del papel ver- sus Internet. La gran pregunta es cómo y cuán rápidos serán los medios y sus periodistas a la hora de crear nuevas estrategias de negocios, diseñar vías para defender su rol clave en la generación de contenidos periodísticos y adaptar su relación con los gigantes de Silicon Valley para garantizar el reconocimiento de las fuentes de información, que, al fin y al cabo, son los medios y sus periodistas.
Más allá de encuestas que muestran una compleja tendencia ente lectores que asocian fuentes de información a Facebook, Twitter o Whats App, lo que leen millones de personas en esas redes sociales son investigaciones, reportes, entrevistas o noticias de último momento generadas en una sala de redacción de Le Monde, The New York Times, Clarín o un diario centenario de provincia.