A la modesta Venezuela, ciertos detalles la unen a la Selección
Nuestro juego es a partir de la solidez defensiva. Pero con Argentina no bastará defender los 90. Debemos mejorar la tenencia del balón”. Tomás Rincón, volante El partido será muy físico. Argentina es la gran favorita, nosotros estamos muy tranquilos y convencidos de hacer un gran partido”. Salomón Rondón, delantero “Hemos logrado un triunfo que nos coloca en 4tos de final, pero lo más importante es que nos lleva al camino de una Venezuela FELIZ Y UNIDA” Rafael Dudamel DT de Venezuela
Camina Rafael Dudamel por el lobby del hotel Sheraton. Dice que no hace notas individuales y que hablará recién hoy en conferencia de prensa. Sin embargo, sí acepta una consulta breve de Clarín el entrenador de Venezuela:
-Luego de los partidos, baja un mensaje ante el periodismo o en redes sociales remarcando que los logros de su selección deben servir como ejemplo para unir a la gente de su país. ¿Por qué?
-En Venezuela estamos muy mal y debemos unirmos. Lo necesitamos. Yo creo que la selección, en cada partido, enfrenta una causa nacional y puede ser un muy buen ejemplo.
El mensaje de Dudamel prende en sus jugadores. Por algo asumió con el equipo último -con un punto- en Eliminatorias y lo transformó en sensación de esta Copa América, eliminando a Uruguay y clasificando tras redondear la mejor primera fase de la historia. El discurso se unifica en todos los sentidos. “Tratamos de mandarle un mensaje a la gente demostrando que juntos podemos hacernos fuertes”, afirma el capitán, Tomás Rincón. “Somos peones de un país que necesita alegría”, sentencia el goleador, Salomón Rondón.
Así vive y siente una Venezuela que se encuentra enlazada por diversas circunstancias e historias con Argentina. ¿O acaso no se recuerda aquel golazo de tiro libre, de zurda, que el hoy entrenador Dudamel (atajó en Quilmes en 1998) le hizo a Pablo Cavallero, en un partido de Eliminatorias en 1996 que la selección de Passarella ganó por 5 a 2 en San Cristóbal? ¿O acaso se olvida que Oswaldo Vizcarrondo, el referente de la defensa Vinotinto, jugó en Rosario Central, Olimpo y Lanús?
Para ver cada entrenamiento de Venezuela en este rincón de los Estados Unidos, yendo desde el centro, hay que recorrer unos 40 minutos en auto a las cuatro de la tarde, primero por una autopista y luego por un camino rodeado por senderos verdes, por espejos de agua y por casas con rasgos típicos ingleses. Hasta Wellesley. Un encanto. Ubicadas en un barrio exclu- sivo, las canchas forman parte de una universidad en la que practicó Argentina, nada menos que en 1994, en aquel Mundial en el que le cortaron las piernas a Maradona cuando le saltó positivo un control antidoping. Del Babson College, se trata. “No lo sabía”, devuelve Adalberto Peñaranda.
¿Quién es Peñaranda? Un chiquilín de 19 años, con cara de no temerle a nada. ¿Qué miedo podría tener si hace un año, en esa peligrosa Caracas, una bala le perforó la pierna izquierda, con tanta suerte que así como había entrado terminó saliendo? Peor la pasó quien estaba con él en esa noche de fiesta en abril del año pasado, Charlie Ortiz, compañero de equipo por ese entonces en La Guaira: debieron operarlo porque un tiro se le clavó en el tórax y otro en un brazo.
Para cuidarlo, piden en el entorno de la Vinotinto que no se pregunte por aquel episodio. Y se entiende: es una de las grandes ilusiones del fútbol venezolano. Se mueve como volante externo. Es derecho, pero le gusta correr por la banda izquierda “para enganchar hacia adentro y rematar”. Tiene como modelos a Neymar y a Ronaldinho, pero “Messi no tiene comparación”. Aparte de ese tono de admiración por Leo, ostenta otro vínculo con Argentina. Jugando para el Granada de España, ocho meses más tarde de aquel balazo con final fortuito, el sábado 12 de diciembre de 2015, se transformó en el jugador más joven en hacer dos goles en un partido en la Primera División de España. Se los marcó al Levante. Así quebraba una marca que le pertenecía al 10 que mañana enfrentará, justo al especialista en romperle récords con goles a otros. “Me enteré después del partido. No lo podía creer. Fue grandioso. Todo el mundo me llamaba”, cuenta economizando palabras en un dialoguito con Clarín que recién nace.
-A Messi le quitaste un récord. ¿Aho- ra la idea es sacarlo de la Copa?
-Vamos a jugarnos la vida para ganarle. Estoy seguro. Y la verdad es que estamos muy confiados.
-¿Por qué tanta confianza?
-Porque estamos jugando muy bien y porque el año en que Argentina fue subcampeón del mundo perdió esa final con Alemania y otro partido: con Venezuela. Estoy muy ilusionado. Queremos volver a hacer historia. Tenemos con qué.
-¿Sos de pedir camisetas a los rivales?
-No acostumbro a hacerlo, pero esta vez por ahí se la pido a Messi. Vamos a jugar por la misma banda.
Recuerda Peñaranda un Granada-Barcelona: “Sufrimos mucho ese partido. Al Barcelona es muy lindo verlo desde afuera, pero en la cancha se complica porque uno vive corriendo atrás de la pelota”. ¿Y si este venezolano termina jugando al lado de Messi? Dicen en Barcelona que lo tienen en observación. Un partido consagratorio mañana potenciaría ese interés y sumaría otro lazo futbolero singular entre Venezuela y Argentina. No duda Peñaranda: “Es mi sueño”.