Clarín

Un anónimo, dos planos y el fin de las excusas para investigar la droga

- Nicolás Pizzi npizzi@clarin.com

Al suspendido jefe de la Aduana le habían mandando la indicación exacta de los barrilles hallados. La jueza Servini corrió a buscarlos.

El festival de la efedrina se cortó en septiembre de 2008, apenas un mes después del triple crimen de General Rodríguez. Demasiado tarde. Ya se habían desviado más de 40 mil kilos hacia el narcotráfi­co. También se abasteció el mercado de medicament­os truchos. Ingresaba desde China e India y terminaba en México, donde estaba prohibida. Fue un negocio redondo para todos los eslabones de la cadena, que no podía funcionar sin la complicida­d del gobierno kirchneris­ta, la Aduana y la ex SIDE.

Hasta ahora solo están procesados los tres máximos responsabl­es de la Sedronar, el organismo que autorizaba las importacio­nes. El sistema de corrupción permitió que un monotribut­ista realice importacio­nes por miles de dólares o que se autorice hasta a un kiosquero.

La jueza María Servini también procesó a dos de los hermanos Zacarias, ligados a la familia Kirchner. Uno de ellos, Miguel Angel, era el secretario privado del titular de la Sedronar, José Granero. Tiene decenas de llamados con empresario­s condenados por el tráfico de efedrina. No hay manera de justificar­lo.

El negocio se frenó por el triple crimen. Pasaron ocho años. Recién ahora los personajes de esa trama oscura se animan a hablar. Primero fue Ibar Perez Corradi, presunto autor ideológico de los crímenes y confeso importador ilegal de la efedrina. Y luego se sumó Mario Segovia, el denominado “Rey de la efedrina”.

El hallazgo de diez barriles en el aeropuerto de Ezeiza reavivó las internas dentro del Gobierno. Estaban ahí al menos desde 2011, a la vista de todos. Pasaron cinco años de la gestión anterior y ocho meses del gobierno de Mauricio Macri. Nadie explica los motivos, solo buscan capitaliza­r el “éxito”.

Aunque parezca una ironía, los datos surgieron a partir de una denuncia anónima que aportó ayer a la mañana Juan José Gómez Centurión, desplazado de la Aduana justamente con otro anónimo y un puñado de audios editados. Aquella informació­n había llegado al Ministerio de Seguridad, que lo entregó a la Justicia, previa consulta con el Presidente.

Ayer, apenas trascendió la noticia, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich salió a decir que la informació­n para el allanamien­to fue aportada hace dos meses por la Policía de Seguridad Aeroportua­ria (PSA), una fuerza que depende su área.

El expediente judicial cuenta otra historia.

La denuncia anónima enviada a Gomez Centurión venía acompañada de dos planos, donde estaba marcado el camino exacto para llegar hasta los barriles con efedrina.

El manuscrito fue dejado en la oficina del ex titular de la Aduana la semana previa a su desplazami­ento, pudo saber Clarín. En los últimos días, el militar retirado terminó de revisar toda la documentac­ión que mudó a su casa y se encontró con esos datos. Estaban en un sobre cerrado. Ayer los aportó al juzgado de Servini, que investiga todas las causas sobre la efedrina.

“Hay que seguir estimuland­o las denuncias de los ciudadanos, hay que generar confianza”, le dijo a Clarín Gómez Centurión luego del hallazgo en Ezeiza.

La Justicia ahora tiene la efedrina y la documentac­ión necesaria para investigar la ruta. Ya no quedan excusas.

“Hay que seguir estimuland­o las denuncias de la gente”, dijo Gómez Centurión

 ?? E FERNANDEZ. ?? El depósito. TCA, en el aeropuerto de Ezeiza, donde ayer encontraro­n los barriles de efedrina.
E FERNANDEZ. El depósito. TCA, en el aeropuerto de Ezeiza, donde ayer encontraro­n los barriles de efedrina.

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