Acto de Macri: vallas y mucha seguridad por temor a protestas
El Gobierno no difundió el lugar para evitar manifestaciones K. Luego, intentaron minimizar el hecho.
Cristina sentó el precedente: durante gran parte de sus dos mandatos, la agenda presidencial estuvo restringida a un grupo acotado de funcionarios y, salvo alguna excepción considerada “confiable” para su gestión, bloqueada para la prensa. Mauricio Macri le imprimió desde su asunción un estilo diferente. Pero, a partir de la escalada de violencia política que incluyó el ataque a piedrazos contra el Presidente cuando se retiraba de un acto en Mar del Plata junto a María Eugenia Vidal, el Gobierno comenzó a retacear la información en torno a la actividad del jefe de Estado, que desde hace unas semanas es patrimonio casi exclusivo de la Secretaría General de Presidencia, donde se coordinan sus desembarcos. Ayer, en una jornada signada por la instalación de un centenar de ollas populares por parte de un grupo de piqueteros y ante el temor a una protesta kirchnerista, Macri encabezó un acto a puertas cerradas en Llavallol.
En realidad, del acto sólo estaban al tanto la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, el ministro de Transporte Guillermo Dietrich, que acompañaron al Presidente; y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, quien ofició de anfitrión en el taller ferroviario ubicado en las calles Santa Catalina y Pronsato.
Por eso, cuando el propio Macri subió a una foto a su Twitter junto a Vidal, sorprendió. “¡Feliz cumple @mariuvidal! Acá estamos ahora, en el taller de trenes de Llavallol”, escribió, en alusión al cumpleaños número 43 de la mandataria provincial.
Para entonces, Clarín ya se había acercado a la zona para intentar acceder al acto. Pero se encontró con un riguroso operativo de seguridad en torno al lugar: se dispuso un perímetro vallado a unos 500 metros que sólo personal autorizado pudo cruzar.
Los vecinos de Llavallol también se vieron sorprendidos ante la novedad de que el Presidente había desembarcado y recién advirtieron su presencia al encontrarse con la negativa de avanzar por las calles aledañas.
Tanto recelo fue atribuido por los efectivos policiales a los rumores de una inminente manifestación K que circuló durante las primeras horas de esta mañana. Desde el Gobierno, ante la consulta de Clarín, evitaron precisar el por qué de tanto hermetismo y dijeron desconocer ese rumor. “En los actos los policías dicen siempre cualquier cosa para quitarse culpas”, señalaron. Fuentes de la Secretaría de Comunicación negaron que la preocupación por las protestas haya sido el motivo para cerrar el acto.
No obstante, la decisión de “esconder” el acto hasta último momento contrastó con el anuncio formal desde temprano que hizo la Casa Rosada de la reunión con emprendedores sociales que el Presidente encabezó a la tarde con la ministra de Desarrollo Social.
El extremo control llamó más la atención teniendo en cuenta el anuncio “positivo” que motivó el acto: el plan integral de trenes para la red metropolitana, que contempla una inversión estatal de 14 mil millones de dólares hasta 2023.
Sin periodistas ni militantes y apenas acompañado por un puñado de colaboradores, en la actividad de Llavallol no hubo espacio para discursos formales: el Presidente recorrió las instalaciones, conversó con los trabajadores, quienes les explicaron detalles sobre los sistemas de freno de las formaciones.
Luego, el Presidente se reunió con un puñado de vecinos del barrio de Flores que desde hace años reclaman mejoras en el sistema ferroviario y prometió ocuparse del tema.
Eso sí: entre tantos controles, las imágenes de la recorrida se vieron editadas y únicamente fueron transmitidas través de Snapchat. Pero este no fue un hecho aislado y novedoso: la estrategia comunicacional del Gobierno se basa en buena medida en el vínculo con los ciudadanos vía redes sociales.
El control llamó la atención teniendo en cuenta el anuncio “positivo” del acto