No manchemos la escuela
Volvamos a ordenarnos, nos hace falta. La escuela es una institución que enseña a niños y jóvenes los saberes fundamentales para integrarse al mercado de trabajo, ser un ciudadano responsable y construir un proyecto de vida. Para cumplir con este sentido social, el estado selecciona un equipo, define un currículum, dicta reglamentos. Ese proyecto público define la intención de un modo de cuidar a nuestros chicos, de enseñarles lo que deben aprender de un modo ordenado, acordado por la sociedad, relevante para la sociedad.
¿Qué hacen los militantes de Nuevo Encuentro recomendando pastillas que deberían ser recetadas, para abortos sin intervención de un médico en medio de esta operación? ¿Cómo resolvimos que además de los contenidos públicos que los alumnos deberían aprender, un grupo de militantes les van a explicar el uso de la pastilla Misoprostol? ¿Ellos la pidieron? ¿Había una demanda de los chicos por el tema? ¿Es el modo de transmitir de la escuela?
La escuela es un lugar para enseñar a los chicos, trans- mitirles valores, escuchar sus demandas. No para imponerles lo que uno quiera enseñarles. Más allá de los contenidos curriculares obligatorios, la responsabilidad del director es no forzar a los chicos con temas que a los adultos les interese transmitirles, sino escucharlos, preparar los temas y enseñarlos como lo hace la escuela.
Se trata de preparar un tema con posiciones distintas, explicaciones fundamentadas, científicas y trabajadas, tal como la escuela debe transmitirlas. Un orden didáctico, un debate con ellos, un modo de registrarlo.
Terminemos con las faltas de respeto a los chicos, terminemos con escuelas que en sus intentos de hablar acerca de la realidad social pierden su identidad. Los chicos deben aprender los contenidos de un modo cuidado, estudiado, trabajado por especialistas.
Hay un modo de aprender en el marco de lo público, de lo acordado por todos, no lo violemos, no lo manchemos, es la escuela, la de todos. Los chicos requieren una sociedad adulta que deje de jugar a la rebeldía, a los novedoso porque sí. Son jóvenes, no están para cualquier cosa, necesitan que los cuidemos.
Volvamos a ordenarnos, nos hace falta a los adultos, los chicos lo merecen.