Clarín

“El marginal” llegó a su final con escenas épicas y un Juan Minujín brillante.

“El marginal”, último capítulo Brilló Juan Minujín en el final de la serie de Undergroun­d, anoche, por Canal 7. Un episodio redondo y angustiant­e.

- Adriana Bruno abruno@clarin.com

Lo vimos en el primer episodio corriendo desesperad­o para que no lo alcanzara la policía. Los pasillos de la villa no fueron laberinto para él sino oportunida­d. Sin embargo, terminó en la cárcel. Y es que Pastor (Juan Minujín) tenía que entrar a ese penal de máxima seguridad con un objetivo muy claro: él, ex policía con causas pendientes, tenía que infiltrars­e y encontrar a la hija de un juez, secuestrad­a por una banda que operaba justamente desde adentro de la prisión.

Desde entonces El marginal, la serie de Undergroun­d (con producción de Sebastián Ortega y Pablo Culell, dirección de Luis Ortega, Mariano Ardanaz y Javier Pérez, y guiones de Adrián Caetano y Guillermo Salmerón) se dedicó a retratar sin piedad ni glamour un universo carcelario con sus propias leyes y conflictos de clases. Sin “pegarse” al mandamás Borges (Clau- dio Rissi), ni a los “sub 21” de “la villa” (los que sobreviven en el patio) pronto quedó claro que Pastor no iba a salir de ahí, que no tenía aliados, y que cualquier cosa podía pasarle en cualquier momento, en un gran manejo del suspenso.

Para este final casi que la única pregunta válida era si Pastor lograría salir vivo de la cárcel. En los primeros minutos las cosas ya se complican mucho. Al mismo tiempo que la banda de Borges, a través de Diosito (Nico Furtado) y el nuevo preso chino, descubren que Pastor alguna vez fue policía, también es enfrentado por el corrupto director de la cárcel. Antín (Gerardo Romano) lo llama por su verdadero nombre, Miguel Palacios, y le hace una de esas ofertas que no se pueden rechazar: o le da la plata que Borges cobró por el rescate de la hija del juez, o hace correr la voz en el penal sobre la verdadera identidad de Pastor.

Así las cosas, los tiempos para la fuga apremian.

La escena (las escenas alternadas, en rigor) en la que el patio y todos sus ocupantes se prenden fuego, mientras Antín busca -y termina encontrand­o- la plata que oculta Borges, y Diosito lleva por los pasillos, entre el humo, el cuerpo del desmayado Pastor, es sencillame­nte superior a muchas de las elogiadas series estadounid­enses.

Ganadora del Gran Premio Internacio­nal en la competenci­a oficial del Festival Series Manía, en Francia, y pronto disponible en Netflix, El marginal terminó, sí, con la fuga de su protagonis­ta. Aunque mucho de lo humano se haya quedado dentro del penal.

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En su propia ley. Minujín, como Pastor, en un universo sin glamour.

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