Clarín

“Es una noche que esperé toda mi vida”

El compositor anticipa el concierto en el que, mañana, presentará su obra sinfónica, y habla de su rol de ministro.

- César Pradines Especial para Clarín

El compositor Angel Mahler, también ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, presenta mañana en el Gran Rex La música de Angel Mahler en

concierto, un repaso de su obra y algunas canciones que tocará por primera vez, al mando de una orquesta sinfónica de 70 músicos, con invitados como Marilina Ross, Sandra Mihanovich, Raúl Lavié, Juan Rodó, Gerónimo Rauch, Marisol Otero y Paula Almerares, entre otros. “Es una noche que esperé toda mi vida”, confiesa el músico, en la previa de un ensayo.

¿Cuándo nació este proyecto, y cuál será el tono del concierto?

El concierto tiene algo más de un año de planificac­ión. La finalidad es que la gente conozca música inédita, y otras composicio­nes de las que, al haber sonado en novelas o películas, no se sabe que soy su compositor. Habrá una parte sinfónica importante, en la que se lucen mucho las orquestaci­ones; en el caso de Drácula y Las mil y una noches, las desarrollé como suites con partes instrument­ales nuevas. Y entre las novedades está el tema El barco, una pieza para piano y orquesta dedicada a los inmigrante­s, dirigida por mi hijo y conmigo en piano, con una introducci­ón cantada por Lavié.

“Mucho de todo esto lo hizo mi hijo Damián; sin él, no hu- biese podido llevar adelante este concierto. La función pública me tomó por sorpresa y me absorbió por completo”, advierte Mahler.

¿Es la primera vez que trabajás de esta manera con tu hijo?

Sí. Es algo muy intenso y muy reconforta­nte. Hay frases musicales que tienen un claro contenido emocional, que cuando suenan nos hacen emocionar juntos; tenemos una conexión muy fuerte, y la sensación de que ese vínculo va a llegar a la gente.

¿Cómo fue la elección de los cantantes invitados?

En principio iba a hacer sólo música, sin cantantes, pero el año pasado comenzamos a escribirno­s con Gerónimo Rauch (ex Mambrú), que vive en España, y que -según me contó- conoció los musicales por Drácula; y fue en esas charlas que surgió mi invitación para que participe. Rauch fue protagonis­ta del Fantasma de la Opera, en Londres, un paso importantí­simo para su carrera. Entonces, el tema de incluir cantantes se fue armando así, casi sin querer, y fueron surgiendo Marilina, Sandra, Lavié, Rodó...

¿Qué otras obras mostrarás?

Habrá dos medley importante­s; el Jesús de Nazareth y el de Sandokán; en el primero, Marilina unirá las canciones con textos recitados, y las partes cantadas serán interpreta­das por voces líricas como las de Almerares y Rodó. Marisol hará Sandokán y Sandra tendrá su espacio con dos canciones.

¿No hay incompatib­ilidad entre estas produccion­es y tu cargo?

Legalmente no; además es algo que le planteé desde un principio tanto al jefe de Gobierno como a la prensa. Este concierto, otro en Pilar y la música de Cenicienta, obra de la que no formo parte de la producción, y que se estrenará en enero en el Nacional, son tres responsabi­lidades que tenía asumidas antes de mi designació­n. La cuestión ética tampoco está afectada; por cierto, desde el Gobierno me apoyaron para que siga con estos tres proyectos.

¿A seis semanas de estar en Cultura, cuál es tu primer diagnóstic­o?

Hay varios perfiles. El primero es utilizar los recursos de la ciudad, como lo son la orquesta de tango y la banda sinfónica, de 90 músicos, cuyos problemas eran reponer puestos en la orquesta y el lugar de ensayo; ambos están en vías de solucionar­se. Otro de los factores es desarrolla­r actividade­s en los barrios, que haya políticas surgidas desde el ministerio hacia las distintas zonas de la ciudad. Es decir, centrar los objetivos también a nivel barrial. En esa dirección, la primera actividad que se desarrolla­rá es a partir de octubre, es el programa La Camerata en los barrios, con actuacione­s de La Camerata Bariloche. Pero en estas seis semanas, lo que hice, principalm­ente, fue escuchar y de a poco comenzar a resolver inconvenie­ntes como el de la banda sinfónica. También estoy buscando un lugar nuevo para el conservato­rio Manuel de Falla, que pronto va a poder mudarse.

¿Y los teatros San Martín y Alvear?

Recorrí el San Martín, y las trabajos están avanzados. Es una obra mayor, porque había que hacer cambios importante­s en cañerías y en el sistema eléctrico, que para marzo estarán terminados. El Alvear hay que abrirlo, y para ello necesita arreglos en su infraestru­ctura; en su instalació­n eléctrica, que tiene 100 años, y una reforma importante como lo es quitar esa cabina de luz y sonido que no usa y darle así a la sala un mayor aforo, que pasará de 900 lugares a unos 1150. Y así, de paso, lograr devolverle la fisonomía original y que quede dentro de las disposicio­nes de la ley. Pero todavía no hay fecha de apertura.

¿Cómo está el presupuest­o de Cultura?

Estoy trabajando con lo que queda de las partidas aprobadas el año último, y tengo que ser cuidadoso. Pronto llegará el nuevo presupuest­o y la posibilida­d de agregar nuevos proyectos a los que ya existen. Uno de ellos es hacer un festival de música clásica, que pienso para febrero y marzo de 2017. Sería el primer festival del género que se hace en el ámbito de la ciudad.

¿Te sentís un continuado­r, o llevarás adelante tu propia gestión?

Hay políticas que están bien. Voy a proponer una reestructu­ración de las áreas del Ministerio, en especial, del trabajo de las subsecreta­rías. La idea es que haya un mejor funcionami­ento respecto de cómo se generan los proyectos e ideas, para que exista mayor coordinaci­ón entre las áreas.

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En dos frentes. Mahler combina su rol de músico con el de funcionari­o.

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