“Los ausentes”
Historias de pérdida
Con muy poca información, con personajes que apenas esbozan sus nombres de pila y que suenan a apodos, en un pueblo per- dido, que podría ser un barrio, un mundo, Luciana Piantanida teje en Los ausentes, su opera prima, una atmósfera inquietante, sórdida de principio a fin.
Lo transmite desde el comienzo dijimos, con esos sonidos del aturdimiento, la soledad, revelados en un zumbido, en un ladrido de perro, en el sobresalto de un ruido, y en las filtraciones de la luz, pura penumbra. En ese contexto, dos hombres y una pareja, tres historias de pérdida al fin, transitarán un tiempo que son días, sumidos en una búsqueda inconsciente por las casas y calles de ese pueblo rural cuya única señal cronológica es la llegada del carnaval.
Gringa (Jimena Anganuzzi) esperaba a su primer hijo con su pareja en crisis; Tania (Jorge Prado) es un misterioso foráneo que les alquila una pieza a ellos, la pareja en crisis, que tienen un bar de pueblo; y Jafa (Alberto Suárez), que recién vuelve de una internación, descubre que su esposa ha muerto y que la enterraron mal. El es el único que tiene un plan. Pero allí están Gringa, Jafa y Tania, tres personajes de interiores, atados a su soledad, a sus crisis, exudando ese clima fantasmagórico del cual hablamos, el de la pérdida, del otro y de ellos mismos. El que los une.
No hay mucho más en la trama, sino esta inoculación de sensaciones, de estados de ánimo, de rumbos inciertos que Piantanida, apoyada en los buenos trabajos de los protagonistas y en la factura técnica del filme, consigue transmitir casi por ósmosis. Allí esparce culpas, miedos y reproches.
Un riesgo creativo valorable para esta directora que viene de trabajar con Adrián Caetano y de producir La larga noche de Francisco Sanctis, ganadora en el Bafici. Hay un relato clásico en su película, pero ninguna fórmula, puro trabajo y personalidad. Y desafíos. Sobre todo para el espectador, que tiene en el espacio de la sugerencia, del relato abierto del filme, la posibilidad de componer, de convertirse en actor de esta historia. De asumir esas sensaciones y completar el fuera de campo, si es que le hiciera falta. Porque Los ausentes es eso, una invitación a un clima, a una atmósfera opresiva, la de sus personajes sensibles y quizá empáticos, que necesitan del espectador para poder crecer.
POR QUE SI Con personalidad, Piantanida construye una atmósfera íntima, y le exige al espectador que actúe.