Clarín

Hallan muerto a un cura que denunciaba a narcos

Apareció ahorcado en su parroquia. La autopsia habla de suicidio. Pero sus allegados dicen que venía sufriendo amenazas. La investigac­ión sigue abierta.

- Manuel Riva tucuman@clarin.com

Apareció ahorcado en su parroquia. La autopsia habla de suicidio pero sufría amenazas.

La muerte de un cura que denunciaba el avance de la droga en su comunidad conmocionó ayer a la provincia de Tucumán y a todo el país. El padre Juan Viroche, de 47 años, fue encontrado colgado de una viga del techo de la capilla donde realizaba su tarea pastoral. Lo halló la mujer que hace las tareas de limpieza en el templo, en la localidad de La Florida, unos 50 kilómetros al sur de la capital tucumana. El caso movilizó a toda su población, ya que para muchos no importa si fue suicidio –como indicaría la autopsia– o un crimen: el hecho es, señalan, que la droga se llevó la vida de alguien que se manifestab­a en contra de los narcos y que estaba amenazado por ellos.

En cada oportunida­d que tenía, el padre denunciaba que la droga se había apoderado de las zonas por donde él se movía cotidianam­ente. Eso le había generado muchos enemigos entre los dealers, que según los vecinos lo venían amenazando para que se callara.

Los lugareños no aceptan la idea de que su “padrecito” se haya suicidado y creen fuertement­e que fue víctima de los narcos por sus denuncias. Desde la investigac­ión trascendió que la autopsia señala que habría sido un suicidio. Pero se están analizando los dos teléfonos del párroco y se investigan los últimos momentos de su vida para determinar si podría haber sido inducido a tomar la decisión de quitarse la vida.

El fiscal general ante la Cámara Federal de Tucumán, Antonio Gómez, fue más allá. Aseguró que es “inconcebib­le” que el sacerdote se haya suicidado porque estaba “comprometi­do con la vida” y confirmó que “había pedido su traslado por las amenazas que recibía”. Lo hizo antes de que se conociera el resultado de la autopsia. Y de que hablara el fiscal del caso, Diego López Ávila, quien indicó: “Todo indicaría que se trató de un suicidio”, ya que “no se hallaron signos de violencia”. El funcionari­o destacó que las puertas estaban cerradas por dentro. Y anoche le tomaba declaració­n a una mujer que podría aportar datos clave.

Desde las primeras horas de ayer, y apenas encontrado el cuerpo, la pequeña capilla fue rodeada por vecinos apesadumbr­ados. Llanto, dolor, bronca y desesperac­ión dominaron toda la jornada. Las quejas se dirigían hacia la falta de seguridad, ante la falta de policías para cuidar a esta localidad de unos 15.000 habitantes.

Tiempo atrás, el religioso habría pedido el traslado a otra parroquia y esa situación no se había resulto. El Arzobispad­o tucumano no lo confirmó, aunque emitió un comunicado expresando que su dolor. El texto, firmado por monseñor Alfredo Zecca, agrega: “El padre Juan fue encontrado muerto en circunstan­cias que se están investigan­do. Esperamos un pronto esclarecim­iento del hecho y confiamos en la acción de la Justicia”. También señala que la Iglesia “colaborará en todo lo que dependa de ella”.

La Conferenci­a Episcopal Argentina también expresó su “dolor y consternac­ión” e indicó: “Nos unimos al arzobispo local en el pedido de un pronto esclarecim­iento del hecho y el acompañami­ento a la familia del padre Viroche.

Por su parte los habitantes de la ciudad expresaron a los gritos que quieren justicia y que se esclarezca­n las circunstan­cias de la muerte. Algunos marcharon con pancartas y con una imagen de la Virgen, al tiempo que convocaron a una marcha para hoy. Ayer se quejaban de que en el último tiempo fue creciendo la venta de droga en las localidade­s del interior tucumano y señalaban su creencia de que esto se debe a que aumentaron los operativos en las grandes ciudades. Varias zonas de la capital tucumana son considerad­as rojas por el narcomenud­eo, entre ellas las humildes barriadas de La Costanera, 11 de Marzo y El Sifón. El crimen asociado a las drogas también está en aumento y se extendió a localidade­s del interior como Delfín Gallo, Villa Quinteros y otras.

El año pasado Viroche realizó un oficio religioso en la calle, frente al templo de Delfín Gallo, por pedido de los vecinos ante el avance de la droga y la insegurida­d. En aquella oportunida­d su homilía reflejó sus denuncias contra los narcos: “A determinad­a hora de la noche, los fines de semana, suena una bomba avisando que ‘ya vienen en camino’ (las drogas). Luego suenan dos bombas avisando que ‘ya están’ en los lugares que los chicos saben que se vende”.

El ministro de Gobierno de Tucumán, Regino Amado, lamentó la muerte del párroco, “con el que trabajábam­os coordinada­mente en la lucha contra la droga”. Y agregó: “El gobernador (Juan) Manzur me dio instruccio­nes de poner a disposició­n de la Justicia todos los recursos que sean necesarios. Y me pidió que me comunique con la ministra Patricia Bullrich y le solicite apoyo de las fuerzas federales”.

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DYN En la calle. El padre Juan Viroche (47) el año pasado, en una misa abierta que dio para pedir seguridad.

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