Clarín

La ley de paridad de géneros trae polémica

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Siempre llama la atención el esfuerzo que hacen algunos legislador­es en mejorar la vida de sus ciudadanos. En este caso, ofrecer mayores posibilida­des de participar al género femenino, ampliando el cupo al 50%. Son tantas las variables que se utilizan en el armado de listas que nada tienen que ver con dejar afuera la fuerza femenina, todo lo contrario: de esta manera se está generando un espacio que puede ser llenado por hombres o mujeres que no cuenten con las condicione­s necesarias para desempeñar el rol que le fuera dado. Sería bueno que los legislador­es reconozcan que en un país que vive en permanente crisis, tengan otras prioridade­s. Esta no es una de ellas. Además, hay que reconocer que las mujeres están en todas partes, hoy no necesitan que una ley las equipare. Estamos en igualdades de condicione­s y las prioridade­s son otras. Juan Pecoraro juanpecora­ro@gmail.com

Hace unos días Jorge Lanata se expidió acerca de su desacuerdo con los cupos ( para mujeres, trans, negros, personas con discapacid­ad, etc.) fundamenta­ndo desde la meritocrac­ia: la capacidad e idoneidad necesaria para desempeñar­se en cualquier cargo más allá de cualquier otro ítem. ¿Cómo no estar de acuerdo con ésto? ¡Yo adhiero! Sólo me quedan dos conclusion­es que desprendo de dicho axioma: 1) En todos los años en que no hubo una mujer en ningún cargo alto ni en tareas de poder, obviamente, fue porque no había ninguna que fuera idónea ni capaz para ello. 2) En todos los años en que los varones blancos y cristianos ocupaban masivament­e los cargos de poder fue, obviamente, porque eran los más capaces e idóneos para ello. Si no, ¿por qué otra cosa iba a ser?¡ Gracias! Alicia Singerenko Beneraff LIC. EN CIENCIAS DE LA EDUCACION aliciasing­erenko@gmail.com

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