“Velasco es de los mejores del mundo pero Argentina tiene un gran potencial”
El brasileño elogia a los entrenadores locales, no sólo el de la Selección. Destaca su capacidad para construir grupos.
El brasileño Ary Graça, titular de la Federación Internacional de Vóleibol (FIVB), pide minuto con un gesto basquetbolístico y dice: “Aguarde un momento con su primera pregunta. Yo soy carioca y me gustan los chistes, por eso acabo de decirle al Secretario de Deporte de la Argentina (Carlos Javier Mac Allister), que aproveche muy bien a este dirigente. Porque debo ser el único brasileño que quiere mucho a los argentinos”. Y ríe a carcajadas, sin protocolo, quien ayer, durante el Congreso Mundial que está desarrollando en el hotel Hilton, de Puerto Madero, fue reelegido por aclamación para seguir conduciendo por un período de ocho años al ente rector del vóleibol mundial.
-¿Qué significa para el mundo de este deporte que Julio Velasco haya regresado a la Argentina y sea el entrenador de la Selección Nacional?
-Que Velasco es uno de los mejores tres, o cinco, entrenadores del mundo y lo tiene la Argentina. Ustedes tienen un potencial tremendo en el rubro directores técnicos. No menos de 10 entrenadores argentinos están dispersos por el mundo y son buscados no sólo por su tremenda capacidad para dirigir equipo sino también para construir grupos exitosos en el alto rendimiento.
-Usted es reconocido por su permanente apoyo al vóleibol argentino...
-Por supuesto, porque es estratégico que el bloque Brasil-Argentina esté cada vez más homogéneo para que Sudamérica sea escuchada y respetada. Brasileños y argentinos tienen que marchar juntos en lo deportivo y en lo económico. Y también como polo de desarrollo de este deporte. Acuérdese de lo que le dice este presidente: el mundo va a pasar por ese extraordinario Central de Alto Rendimiento que próximamente tendrá la Argentina. Yo mismo me voy a ocupar de que vengan a conocerlo.
-¿Qué le falta a la Argentina, entonces, para ser potencia?
-Que se dejen de pelear entre ustedes. En el vóleibol argentino hay demasiada pelea. Todo el tiempo alguien está peleando contra al- guien y eso significa desgaste individual, pérdida de tiempo y fuga de posibilidades de crecimiento.
--¿Faltaría algo más? ¿Algún detalle o ingrediente esencial?
-Nada. Ustedes tienen clubes, escuelas, cultura, gente con altura para practicar este deporte; son fuertes en lo social, les sobra carácter. Si la Argentina continúa ordenándose y se terminan las luchas internas, sólo les espera un destino de potencia. Un ejemplo es el seleccionado femenino que fue a Río. Va a ser un gran equipo.
-La FIVB tiene 221 países afiliados, realidad que los transforma a usted en un dirigente poderoso. ¿Qué tratará de concretar, como máxima aspiración, en un próximo mandato?
-Ojalá pueda transformarme en un hombre que le de posibilidades a todos. Eso quiero llegar a ser, además de que no me falte salud para conducir. Hoy conviven dos FIVB diferentes: una rica, integrada por los países que potencia no sólo en lo deportivo, y una pobre, donde se juega al voley en las condiciones mínimas. Quiero que haya muchas pelotas en las escuelas. Y que las mujeres alcancen el desarrollo que han tenido los varones en todos los deportes. Un profesor de educación física llega a una escuela y lo mínimo que hace es tirar una pelota para que jueguen los varones. Y las mujeres, ¿se chupan los dedos? Ahí es donde yo quiero que no falte una pelota de voley para las chicas.
-Pasaron poco más de 15 años de que se puso en práctica el sistema de rally-point (cada pelota vale un punto). ¿Cree que eso le salvó la vida al vóleibol?
-Sin dudas. Es impensable hoy que un partiro dure cuatro o cinco horas. La televisión manda y vamos a ajustar más en las pérdidas de tiempo. Un partido no puede durar más de dos horas. A lo sumo.