Macri va con optimismo a la cita que tendrá hoy con Francisco
El Presidente llegó a Roma con su esposa y las hijas de ambos. Lo recibe el Papa y se espera un tono cordial.
“Ayudemos a Cristina”. No, perdón. Ahora es: “Ayudemos a Macri”. Como con el gobierno K, ahora hay trascendidos, declaraciones, hasta apariciones inesperadas de un grupo llamado “Los Laudatos”, que quiere enlazar al Papa con Perón. Son los que afirman que Jorge Bergoglio logró desactivar el paro de la CGT y facilitar que el Presidente convocara una “Mesa de Encuentro entre la Producción y el Trabajo”. “Hay que impedir el estallido social, Mauricio Macri debe terminar su mandato”. dicen que dijo el Papa.
Lo cierto es que la audiencia de hoy entre los dos más importantes argentinos, naturalmente en el Vaticano, se presenta con algunas señales auspiciosas, para los que temían que se repitiera lo que pasó en febrero, con un encuentro breve y frío de 22 minutos que para algunos fue como echar leña al fuego de la discordia político-social.
A la espera del encuentro, Macri -que llegó ayer por la mañana a Roma– aprovechó el día para descansar, almorzar en familia y hasta dar un breve paseo en bicicleta, donde algunos turistas lo pararon para pedirle una “selfie”. Un clima distendido que espera que se extienda hoy, en el encuentro con el Papa.
Se dice que habrá sonrisas, no caras largas. Los Macri llegan hasta Su Santidad con su esposa Juliana y tres hijas. Antonia, la hija de ambos; Agustina, la mayor de Mauricio, que vive en Italia y es fruto de su primer matrimonio y Valentina, que Juliana Awada tuvo con un conde belga. Imposible que el ambiente no sea cordial y cálido.
Por supuesto que están los contenidos, que Macri y el Papa tratarán a solas en los salones contiguos a la grandiosa aula de las Audiencias Generales, muy cerca del Palacio del Santo Oficio y de la misma Casa de Santa Marta, el hotel interno en el que reside Bergoglio, quién llegará caminando a la cita con la tribu Macri.
La pobreza, que ha crecido hasta sumar más de ocho millones de compatriotas, muchos sumergidos en la indigencia; las angustias económicas y las perspectivas de un 2017 de crecimiento más débil de lo que el país necesita, serán temas que la misma realidad impone. Pero el Papa insistirá con la necesidad de una concertación, un pacto social que apunte a una “cul- tura del encuentro” que convierta a la Argentina en una nación plena de derechos sociales, que viva intensamente la necesidad de dar trabajo a todos y de respeto de la diversidad.
“Voy a escuchar sus consejos. Siempre me ha dado buenos consejos. Compartimos la preocupación por la pobreza y la lucha contra la corrupción”, dijo Macri a la agencia italiana Ansa unos días antes de venir a Roma. En realidad, con la concertación Macri ha mañereado, porque teme perder el control de la gobernabilidad. La Iglesia siempre quiere una mesa de diálogo para lograr un acuerdo imprescindible en un país exasperado por un enfrentamiento permanente. De paso, la concertación pone a la Iglesia en el centro del escenario y aumenta el poder de influencia del Papa.
El plan de contención es también el núcleo del documento en diez puntos elaborado por “Los Laudatos” (el nombre viene de la encíclica ambiental Laudato Sí), que se une al esfuerzo de evitar que detone una crisis social que desborde la política y las instituciones. Pino Solanas verá al parecer un gran 17 de octubre porque el lunes entregará el documento al Papa en el Vaticano.
Mauricio Macri recitará ante el Papa un largo rosario de iniciativas sociales y políticas de su gobierno, insistirá en el gradualismo y en sus preocupaciones por la justicia social.
El Papa le preguntará que plan tiene el gobierno para albergar y hacer vivir con dignidad también a los tres mil refugiados sirios que llegarán a la Argentina de acuerdo a un compromiso del gobierno.