El Gobierno midió la imagen de Awada
Para un desprevenido de la política, testear qué opina la gente de la ima- gen de Juliana Awada puede parecer un contrasentido. La primera dama sorprende con su belleza natural en cada aparición pública junto a Mauricio Macri. Pero en el Gobierno y en la intimidad del oficialismo, donde más la conocen, quisieron confirmarlo. La inquietud, claro, no se relaciona con la estética de la esposa del Presiden- te, sino con la percepción general del ciudadano de a pie. Eventuales votantes. Y así fue que Awada pasó por el filtro de una encuesta.
“Lo que te voy a decir es que la midieron. Y dio muy bien”, reveló entre risas un altísimo funcionario del Gobierno nacional a Clarín, tras una charla informal que había derivado, cuándo no, en la cuestión electoral.
- ¿Y Juliana candidata no se les ocurrió?, consultó este diario, cuando el revoleo de nombres para la provincia de Buenos Aires ya había agotado a los clásicos Elisa Carrió, Jorge Macri, Esteban Bullrich...
- Naaaa... Pero que lo que te voy a decir es que la midieron. Y dio muy
bien, respondió el funcionario, quien inmediatamente después de tirar la bomba electoral escondió la mano.
Según pudo averiguar luego este diario, la medición se hizo hace aproximadamente un mes. E incluyó el nombre de Awada en la medición de las dos Buenos Aires, Ciudad y Provincia. “Se midió la imagen, no intención de voto”, confirmó otra fuente.
¿Cómo dieron los datos? “40 de positiva y 20 de negativa en Provincia. Y 50 de positiva y 20 de negativa en Capital”, agregaron.
En el oficialismo hay inquietud particular en estos distritos. Por un lado, existe cierta coincidencia en que la lectura de los resultados será “local”, como ocurre en muchas legislativas. Es decir, por las particularidades del armado político en ciertas provincias, no resultará tan sencilla una mirada nacional y global de resultados.
Pero por otro lado, en el macrismo y casi toda la política se descuenta que “la” elección, como tantas otras veces, se dirimirá en la provincia de Buenos Aires. Y no sólo porque este distrito contiene a casi el 40% de los votantes de todo el país, sino también por la talla de los dirigentes preanotados para la pelea. De Cristina a Massa. De Scioli a Carrió. De Stolbizer a Randazzo. Quien gane allí quedará muy bien perfilado para el 2019. ¿Y Juliana?
Hoy, el nombre de la primera dama parece más bien un juego estadístico. Durante la campaña de 2015, cuando Macri peleaba de abajo para instalarse como presidenciable y su mujer lo acompañaba en un viaje, este cronista le preguntó a Awada qué rol podría tomar. “Voy a hacer todo lo que haga falta para que él sea presidente. Lo voy a acompañar. Pero como su mujer y cuidando de su familia”, respondía, mientras lo abrazaba con admiración juvenil.
Así, Awada descartaba entonces un salto más tradicional a la política. Pero luego levantaría su perfil e incluso haría algunas incursiones acompañando a otros dirigentes, además de a su marido.
Con la asunción de Macri, pegó otro salto en su perfil, pero desde un rol mucho más institucional. Sobre todo en los viajes internacionales, intercambiando con otras primeras damas como Michelle Obama. O mostrándose, informal, en una bicicleteada por las calles de Hangzhou, en China.
Si la hoy vicepresidenta Gabriela Michetti ablandó la imagen del primer Macri porteño y luego María Eugenia Vidal lo ayudó desde las urnas a llegar a la presidencia, Awada le aporta color familiar al presidente-empresario. Ahora mismo, ambos están con su hija Antonia en Roma para visitar al Papa. De ahí a una candidatura hay un abismo y muy probablemente la propia primera dama se encargue en las próximas horas de aventar ilusiones.