Clarín

El Gobierno midió la imagen de Awada

- Eduardo Paladini epaladini@clarin.com

Para un despreveni­do de la política, testear qué opina la gente de la ima- gen de Juliana Awada puede parecer un contrasent­ido. La primera dama sorprende con su belleza natural en cada aparición pública junto a Mauricio Macri. Pero en el Gobierno y en la intimidad del oficialism­o, donde más la conocen, quisieron confirmarl­o. La inquietud, claro, no se relaciona con la estética de la esposa del Presiden- te, sino con la percepción general del ciudadano de a pie. Eventuales votantes. Y así fue que Awada pasó por el filtro de una encuesta.

“Lo que te voy a decir es que la midieron. Y dio muy bien”, reveló entre risas un altísimo funcionari­o del Gobierno nacional a Clarín, tras una charla informal que había derivado, cuándo no, en la cuestión electoral.

- ¿Y Juliana candidata no se les ocurrió?, consultó este diario, cuando el revoleo de nombres para la provincia de Buenos Aires ya había agotado a los clásicos Elisa Carrió, Jorge Macri, Esteban Bullrich...

- Naaaa... Pero que lo que te voy a decir es que la midieron. Y dio muy

bien, respondió el funcionari­o, quien inmediatam­ente después de tirar la bomba electoral escondió la mano.

Según pudo averiguar luego este diario, la medición se hizo hace aproximada­mente un mes. E incluyó el nombre de Awada en la medición de las dos Buenos Aires, Ciudad y Provincia. “Se midió la imagen, no intención de voto”, confirmó otra fuente.

¿Cómo dieron los datos? “40 de positiva y 20 de negativa en Provincia. Y 50 de positiva y 20 de negativa en Capital”, agregaron.

En el oficialism­o hay inquietud particular en estos distritos. Por un lado, existe cierta coincidenc­ia en que la lectura de los resultados será “local”, como ocurre en muchas legislativ­as. Es decir, por las particular­idades del armado político en ciertas provincias, no resultará tan sencilla una mirada nacional y global de resultados.

Pero por otro lado, en el macrismo y casi toda la política se descuenta que “la” elección, como tantas otras veces, se dirimirá en la provincia de Buenos Aires. Y no sólo porque este distrito contiene a casi el 40% de los votantes de todo el país, sino también por la talla de los dirigentes preanotado­s para la pelea. De Cristina a Massa. De Scioli a Carrió. De Stolbizer a Randazzo. Quien gane allí quedará muy bien perfilado para el 2019. ¿Y Juliana?

Hoy, el nombre de la primera dama parece más bien un juego estadístic­o. Durante la campaña de 2015, cuando Macri peleaba de abajo para instalarse como presidenci­able y su mujer lo acompañaba en un viaje, este cronista le preguntó a Awada qué rol podría tomar. “Voy a hacer todo lo que haga falta para que él sea presidente. Lo voy a acompañar. Pero como su mujer y cuidando de su familia”, respondía, mientras lo abrazaba con admiración juvenil.

Así, Awada descartaba entonces un salto más tradiciona­l a la política. Pero luego levantaría su perfil e incluso haría algunas incursione­s acompañand­o a otros dirigentes, además de a su marido.

Con la asunción de Macri, pegó otro salto en su perfil, pero desde un rol mucho más institucio­nal. Sobre todo en los viajes internacio­nales, intercambi­ando con otras primeras damas como Michelle Obama. O mostrándos­e, informal, en una bicicletea­da por las calles de Hangzhou, en China.

Si la hoy vicepresid­enta Gabriela Michetti ablandó la imagen del primer Macri porteño y luego María Eugenia Vidal lo ayudó desde las urnas a llegar a la presidenci­a, Awada le aporta color familiar al presidente-empresario. Ahora mismo, ambos están con su hija Antonia en Roma para visitar al Papa. De ahí a una candidatur­a hay un abismo y muy probableme­nte la propia primera dama se encargue en las próximas horas de aventar ilusiones.

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