Clarín

Y un día la Liga Nacional y la NBA se dieron la mano

El equipo argentino perdió 122-105 en un digno duelo ante los Raptors, que reservaron a sus mejores jugadores.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

De estar casi 30 años sin competir en el ámbito nacional a jugar un partido contra un equipo NBA. Así de meteórico fue el ascenso de San Lorenzo en la escena del básquetbol argentino y mundial. Y el premio, aunque lo disfrutó el club de Boedo, es de toda la Liga Nacional y de los hombres que la han hecho grande. Es el premio de la Generación Dorada y de los que tomaron -y toman- la posta, pero también de los que lo intentaron antes. Es el premio de aquel grupo de jugadores que se plantó ante el vaciamient­o que sufría la Confederac­ión Argentina de Básquetbol hace menos de un lustro. Es el premio de quienes se hicieron cargo de la entidad y la pusieron de pie. Es el premio de los campeones mundiales de 1950. Es el premio de León Najnudel, padre de la Liga. Es el premio de cada club del Interior que llena estadios sin necesidad de grandes flashes. De todos fue el partido ante Toronto Raptors, primer duelo ante un equipo de la mejor liga del mundo. El resultado, anecdótico al cabo, fue 122-105 para el equipo canadiense.

En términos deportivos, la calidad de los nombres que presentó anoche Toronto ofreció dos aristas claras: le dio a San Lorenzo una oportunida­d de ganar el duelo, pero le quitó brillo al espectácul­o y dejó el “partido contra un NBA” apenas en la investidur­a. Es que el recorrido en la elite del plantel que tuvo ayer Toronto es escaso: tres titulares (Van Vleet, Crawford y Siakam) haciendo sus primeros pasos en la liga, un brasileño (Nogueira) con apenas 35 partidos en dos años y Norman Powell, jugador de segundo año con 49 encuentros como reserva en su primera temporada.

Hecha la salvedad, San Lorenzo se adaptó tras el primer cuarto al “estilo NBA” (mucho más físico y veloz, con posesiones cortas y transicion­es rápidas, casi 50 centímetro­s más alejada la línea de triples y 8 minutos más de juego) y ofreció un más que digno partido. El miércoles había vencido al equipo de Liga de Desarrollo de Toronto (los jugadores jóvenes o con menos minutos que no tienen lugar en el plantel), pero ayer el marco era distinto, mucho más imponente.

Además del suceso para recordar por siempre, quedó demostrado que hay jugadores a la altura de las circunstan­cias. Especialme­n- te hombres de Selección como Gabriel Deck, que juega con una “inconscien­cia” que le permite plantarse sin temores en cualquier cancha y frente a cualquier rival; Nicolás Aguirre, tirador, conductor, asistidor, lector de juego; Marcos Mata, versátil en la pintura y fuera de ella...

Mientras le dio el cuero en lo físico, San Lorenzo lo peleó con armas nobles. Para la segunda mitad del último cuarto, la diferencia se hizo irremontab­le. Fue lo de menos. El básquetbol argentino vivió una semana histórica de experienci­a NBA que sentará bases sobre las que construir.

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AP De aquí y de allá. Santiago Scala defiende la pelota ante Jeff Van Vleet en el partido más esperado.
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El marco. Hinchas de San Lorenzo vieron a su equipo en el estadio.

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