Obras públicas: el FpV junto al massismo frenan una ley que pidió Macri
Lograron devolver a comisión el proyecto de inversiones públicoprivadas. Cambiemos perdió por 107 a 105.
Se oyó hablar de venganzas, puñaladas, traiciones. La sesión en Diputados terminó evocando un culebrón, luego de que en giro sorpresivo, el massismo acompañó una moción de orden del FpV, que acabó devolviendo a comisión el régimen de participación público privado (PPP) que impulsa el Gobierno con el objetivo de atraer inversiones de envergadura en infraestructura.
El trasfondo de la decisión de Sergio Massa habría sido evitar una fractura en su bloque, con varios diputados contrarios a avalar un proyecto que consideran –pese a los cambios introducidos– que perjudica al Estado, prorroga la jurisdicción extranjera y perjudica a la industria local. “Muchos no lo íbamos a votar”, confió a Clarín uno de los renovadores “disidentes”, y recordó una reunión el lunes en la CGT en la que confluyeron dipusindicales del FR y del FpV, con referentes industriales como José Ignacio de Mendiguren, todos críticos de la ley, que Mauricio Macri impulsa personalmente.
Tan impensado era que la moción del kirchnerista Abel Furlán se impusiera, que el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, mostró fastidio cuando el jefe del bloque kirchnerista, Héctor Recalde, reclamó sin ninguna ingenuidad la votación nominal (que lleva más tiempo). No iba a ser un trámite: los oficialistas se quedaron helados cuando la pantalla marcó 107 votos para devolver el proyecto a comisión, contra 105 y 9 abstenciones. Derrota para el Gobierno. Los que más celebraron fueron los K. En abierta contradicción con el rotundo respaldo que el proyecto PPP tuvo del FpV en el Senado, se abrazaron, gritaron, y se fueron del recinto triunfales, cantando “¡Vamos a volver...!”.
Lo notable es que el massista Marco Lavagna había anticipado el voto favorable renovador. Pero luego, hasta Massa votó vuelta a comisión. Desde anoche había acuerdo de Cambiemos con el FR, con muchos cambios respecto del texto que llegó del Senado, centrados en incluir mayores controles.
“Esto es una puñalada que rom- pe la previsibilidad parlamentaria”, bramaba un referente radical. Es que un rato antes se había votado el proyecto del massismo, que da a la Federación de Colegios de Abogados el control de la matrícula en el fuero federal.
“La venganza es un plato que se come frío”, lanzó al salir del recinto la jefa del bloque renovador, Graciela Camaño, buscando emparentar la jugada con el malestar por el acuerdo dinamitado por Elisa Carrió, de reforma al Ministerio Público Fiscal. Para muchos, los motivos del Frente Renovador fueron internos.
La telenovela tuvo un condimento adicional, porque el santafesino Hugo Marcucci (UCR) se equivocó de botón. Aunque llegó a aclarar que votó negativo, Monzó levantó la sesión igual, cuando hubiera habido empate en 106. El fracaso fue festejado no sólo por los K, sino por la izquierda. Myriam Bregman habló de “proyecto escandaloso”. Néstor Pitrola se relamió: “Cruje la coalición a la carta del ajuste y el endeudamiento”.