El presidente se aferra a un diálogo que atenúe la presión
Mientras una multitud invadía las calles de Caracas y otras ciudades venezolanas para reclamar el referendo revocatorio de Nicolás Maduro, el presidente encabezó otra movilización, donde se aferraba a la posibilidad de una negociación que alivie la presión que recibe de la calle y la oposición. “El diálogo y la paz no tienen alternativa, queremos diálogo porque queremos paz”, afirmó en una retórica que no ha convencido a los disidentes.
“No te equivoques Henry Ramos Allup (presidente del Parlamento), no me subestimes, yo llevo la voz del pueblo y estoy dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer para defender el derecho a la vida, la paz, la prosperidad y la felicidad nacional”, aseguró el mandatario luego la movilización del oficialismo.
Maduro afirmó que “en Vene- zuela se va a imponer el pueblo, la paz y la revolución bolivariana”, y reiteró: “Necesitamos al pueblo en la calle movilizándose, debatiendo, defendiendo la revolución, trabajando, produciendo, estudiando y formándose de manera permanente defendiendo el derecho a la paz”. Pero no dijo nada respecto al llamado constitucional del revocatorio ni sobre los suspendidos comicios para gobernadores.
Poco antes, había reunido al Consejo de Defensa de la Nación y lo declaró en sesión permanente para evaluar los escenarios del diálogo con la oposición y la planificación de consultas con “todos los sectores del país”. Pero la oposición le dio la espalda.
En la reunión en Miraflores, Maduro insistió con la convocatoria e invitó a la disidencia a la reunión acordada para el domingo en Isla Margarita anunciada el lunes por el enviado papal a Venezuela, monseñor Emil Paul Tscherrig. Ya la iglesia venezolana le había bajado la importancia a ese primer encuentro debido a que la oposición exige calendario para el referendum y la liberación de los presos políticos. Maduro ignora esas demandas.
El presidente venezolano pidió a sus funcionarios evaluar “la defensa” del país en cualquier “intento de intervención” extranjera, ya que sostiene que Venezuela es objeto de una “persecución”.
Gobierno y oposición, que se acusan mutuamente de “golpismo”, exploran la posibilidad de un diálogo con facilitación del Vaticano, en medio de una aguda crisis económica que se traduce en escasez de alimentos y medicinas y una inflación calculada por el FMI en 475% para este año (otros pronósticos hablan de 700%). El lunes, luego de que Maduro fuera recibido en Roma por el Papa, el Vaticano anunció el inicio de un diálogo, que se llevaría a cabo el domingo en la Isla Margarita. Pero la oposición rechaza un diálogo que entiende que solo beneficiará al régimen.