Clarín

El frente financiero: una dosis de shock entre tanto gradualism­o

Cepo, unificació­n cambiaria y buitres. El equipo económico resolvió rápido las tres urgencias. Y eso le permitió el regreso al mercado financiero. Pero apareció el “efecto Trump” y volvió la incertidum­bre.

- Gustavo Bazzan gbazzan@clarin.com

Incertidum­bre, euforia, incertidum­bre. Así podría resumirse el año financiero para el gobierno de Mauricio Macri. Arrancó con tres mandatos urgentes que generaban muchí

simas dudas: levantar el cepo cambiario, unificar el tipo de cambio y alcanzar un acuerdo rápido con los

holdouts. Siguió con el reingreso al mercado financiero, que llevó eufo

ria por las voluminosa­s colocacion­es de bonos y la baja sustantiva de tasas de interés. El pico de ese clima favorable se vió cuando se colocaron bonos en pesos a tasa fija del 15% y 10 años de plazo. Impensable un año atrás.

Pero el viaje se puso turbulento desde noviembre, por el llamado “efecto Trump”. Y con ello, el regreso de cierta incertidum­bre sobre cuánto le pegará a la Argentina el nuevo escenario internacio­nal. Y cuánto le costará.

Pese a que en general la apuesta del Gobierno fue transitar el camino del

gradualism­o, al menos en aquellas tres asignatura­s el equipo económico aplicó terapia de shock. El final del cepo y la unificació­n cambiaria ocurrieron en un solo día, el 18 de diciembre de 2015, bajo la atenta mirada de la

cúpula del Banco Central, con Federico Sturzenegg­er a la cabeza. Resultados: el mercado cambiario se normalizó en pocas horas y al dólar le llevó casi 9 meses volver a los 16 pesos que había tocado en febrero. La unificació­n cambiaria desató un recalentam­iento inflaciona­rio pese a que en campaña se había dicho que los precios de la economía ya estaban fijados con el dólar blue. Con los fondos buitre la negociació­n fue más corta de lo que se esperaba. Las conversaci­ones arrancaron en diciembre y el 16 de abril se les pagó en billetes la suma consensuad­a.

El equipo económico, y sobre todo el área financiera que conduce Luis

Caputo, considera que el resultado de esa negociació­n que el kirchneris­mo no quiso dar fue un éxito rotundo. Afirmanque al pagarles en efec

tivo, y no en bonos, el Gobierno se ahorró unos cuantos millones de dólares. Es porque los holdouts siempre se habían imaginado que iban a cobrar con bonos tomados bajo la par que, tras el acuerdo subirían sensibleme­nte de precio. Querían un acuerdo igual al que Axel Kicillof le regaló a la petrolera española Repsol, que en compensaci­ón por la expropiaci­ón de YPF se llevó bonos que a la semana valían 10% más.

Tras las emisiones del Gobierno nacional, que se acercaron a los 22.000 millones de dólares, se colaron las provincias, con otros 7.000 millones y las empresa privadas, que se hicieron de 6.000 millones. Al peligro de “sobreendeu­damiento” para financiar el déficit fiscal, el Gobierno responde que los ratios deuda/PBI siguien siendo bajos y manejables. “Si el mundo no se paraliza como en 2008, tras la caída de Lehman, tendremos por delante un escenario manejable, a un costo tal vez un poco más alto que el que pagamos en las últimas emisiones” se sinceran en el ministerio de Hacienda.

Lo cierto es que desde el 8 de noviembre (triunfo de Donald Trump) se congelaron las emisiones de deuda, de Argentina y de los países emergentes. Fue la reacción ante cierto repunte de las tasas de referencia en los Estados Unidos, sobre todo la del bono a 10 años, que estaba en 1,70% antes de las presidenci­ales de Estados Unidos y saltó a 2,50%. Esto llevó a que el bono de la Argentina a 10 años perdiera terreno y su tasa de rendimient­o pasara de un mínimo del 5,5% al 7% actual. Hasta que se despeje el escenario internacio­nal, el Gobierno recurre a los dólares que están en el país. En los últimos días Hacienda volvió a apelar a los argendólar­es: emitió letras a corto plazo al 3% anual.

Más allá de los refinancia­mientos, Economía calcula que necesita emitir nueva deuda por cerca de 20.000 millones de dólares el año que viene. A las emisiones externas (que dependerán de las oportunida­des que aparezcan) suman como posibles fuentes de financiami­ento los dólares mayoristas y minoristas del mercado local, los dólares del blanqueo y los que puedan aportar organismos como el BID, el Banco Mundial o la Corporació­n Andina de Fomento. “No sería convenient­e mirar al Fondo Monetario Internacio­nal, no por ahora” aceptan cerca de Alfonso Prat-Gay.

Al fin de este año intenso, el costo que debe pagar el Gobierno para financiars­e saltó en unos 150 puntos básicos desde el piso observado en septiembre. Una cuenta lineal dice que cada 10.000 millones de dólares que salga a buscar el Gobierno fuera del país, la factura crecerá en 150 millones. La apuesta del Gobierno es a hacer buena letra con las metas fiscales, la inflación y el esperado crecimient­o como para compensar el mal clima externo. El panorama luce incierto, pero mucho más desahogado que un año atrás.

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Fin de default El ministro Alfonso Prat-Gay y el secretario de Finanzas, Luis Caputo, festejan en Nueva York el acuerdo alcanzado con los denominado­s “fondos buitre” tras una negociació­n que se resolvió más rápido de lo esperado
 ??  ?? El mediador Daniel Pollack, fue desginado por el juez de Nueva York Thomas Griesa. Había fracasado con Kicillof.
El mediador Daniel Pollack, fue desginado por el juez de Nueva York Thomas Griesa. Había fracasado con Kicillof.
 ??  ?? Tipo de cambio Federico Sturzenegg­er piloteó desde el BCRA la reapertura del mercado unificado de cambios.
Tipo de cambio Federico Sturzenegg­er piloteó desde el BCRA la reapertura del mercado unificado de cambios.
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Pizarra El 18 de diciembre se liberó el mercado cambiario. No hubo corridas en la city.
 ??  ?? Tensiones de fin de año El 8 de noviembre Trump ganó las presidenci­ales y desató turbulenci­as en los mercados financiero­s.
Tensiones de fin de año El 8 de noviembre Trump ganó las presidenci­ales y desató turbulenci­as en los mercados financiero­s.

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