Clarín

Un obispo cordobés pidió debatir la exigencia del celibato para los curas

Fue luego de que cuatro sacerdotes de su diócesis dejaran los hábitos por haber formado una pareja.

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Luego de que en los últimos años cuatro sacerdotes de su diócesis -dos de ellos recienteme­nte- dejaran los hábitos por haber formado una pareja, el obispo de San Francisco, Córdoba, Sergio Buenanueva, dijo ayer que “estos casos de crisis nos obligan a plantear” la cuestión del celibato sa

cerdotal en la Iglesia, si bien se manifestó “célibe” y “convencido” de ese requisito. Al tiempo que afirmó que “la mayoría (de los curas) vive” esa exigencia y señaló la necesidad de “ayudarlos” a todos los sacerdotes a vivirla. Con todo, no descartó que en el futuro pueda ordenarse sacerdote a hombres casados.

En declaracio­nes al diario local El Periódico, Buenanueva admitió que “en poco tiempo dos buenos curas tomaron la decisión de no seguir adelante con el ministerio por distintas razones”, en referencia a Macio Peirone (cuya pareja está embarazada) y Adrián Taranzano. “Son personas muy queridas que estaban trabajando en la diócesis; los curas son seres humanos, tenemos procesos y vivimos crisis en distintas épocas de la vida con mayor o menos intensidad”. Pero señaló que “hay que ampliar la mirada. Es una sociedad que se es- tá transforma­ndo mucho y se ponen en crisis todas las institucio­nes y la misma Iglesia también, que se está reconfigur­ando en su figura histórica y social. Ser cura hoy no es lo mismo que hace 50 años; hoy un joven que entra al seminario o se ordena es muy diferente que antes. Hoy existe una inestabili­dad afectiva a nivel general y, desde ahí, se proyecta a otros campos y se termina manifestan­do en los curas”. Frente a esta problemáti­ca, el obispo destacó que “la figura clave es el

Papa Francisco, que destrabó varios temas. El debate existe y se habla desde hace mucho tiempo. Hay muchos estudios, mucho ´run run’ y posiciones enfrentada­s. Hay que ayudar a los curas a ser buenos curas y a vivir el celibato, y si el día de mañana se abre la posibilida­d de ordenar hombres casados, que lo vivan también. Pero tampoco es la solución a esta problemáti­ca. Sí – subrayó-, están dadas las condicione­s para un debate más llano”.

Al ser consultado acerca de si se hacía una autocrític­a por el abandono de los sacerdotes, respondió: “Soy el responsabl­e último de la diócesis y de manera particular de la vida de los curas. Me pregunto qué me faltó hacer, qué palabra no dije a tiempo o

qué dije demás. También si he podido acompañar a los curas. Lo hablamos con el resto de los sacerdotes para ver cómo ayudarnos más”.

La exigencia celibatari­a no es un dogma de fe, sin una norma disciplina­ria y, por tanto, un pontífice puede cambiarla. De hecho, en la propia Iglesia católica, pero de rito oriental, se puede ordenar sacerdote a hombres ya casados, no a solteros que luego pueden casarse.

Además de los dos casos recientes, en 2009, Víctor Hugo Casas, de la parroquia de Saturnino María Laspiur, les contó a los fieles en plena misa de Ramos que dejaba los hábitos para casarse. En 2012, el padre Baldomero Britez hizo lo propio tras formar pareja con una mujer laica que colaboraba en su parroquia.

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