Clarín

Ganancias y pérdidas

- Héctor Gambini P.2

Ganancias hace perder los estribos.

El presidente Macri empezó el miércoles recordándo­le a Sergio Massa el Talón de Aquiles de su pasado como jefe de Gabinete de Cristina y terminó ayer llamándolo, directamen­te,

impostor. Una palabrita fuerte hacia quien hace pocos meses había llevado a Davos para presentárs­elo al mundo como el futuro del peronismo. Impostor, recordémos­lo, es alguien que finge ser otra persona. Ganancias hace perder la memoria.

Sergio Massa construyó con ahínco y prolijidad su carril de la Avenida del Medio, para mantenerse equidistan­te entre el gobierno de Cambiemos y el pasado kirchne-

rista, pero ahora el pasado se le puso a tiro en el espejo retrovisor y lo alcanzó. En su triunfo para imponer su proyecto le quedó el espejito empañado con lo que la TV mostró en ciertos pasajes estratégic­os como un discurso a favor de los trabajador­es argentinos: Axel Kicillof. Aliado en ésta a Massa, el incendiari­o hablaba como bombero. Ganancias hace perder el equilibrio.

En el Gobierno calculan que, si se transforma­ra en ley el proyecto de la oposición aprobado en Diputados, el Estado dejaría de embolsar alrededor de 70.000 millones de pesos, lo que haría tambalear las cuentas públicas en un año, 2017, donde se habían juramentad­o reducir el déficit fiscal y comenzar un ambicioso plan de obras que ayude a mover la economía de una buena vez. Ganancias hace perder las formas.

Todos esperaban el inicio de la campaña electoral de las legislativ­as del año próximo para después del verano, pero la disputa en el Congreso aceleró los tiempos y los contrincan­tes se pararon como en campaña. Alrededor de Massa evaluaban que venían muy pegados al Gobierno y que esto les da independen­cia de criterio en los grandes temas. Para los kirchneris­tas fue un volver a vivir. Por un ratito, anduvieron de nuevo rondando el centro del ring, después de un año confinados a los rincones. Para el Gobierno, la nueva grieta ordena definitiva- mente las aguas y aclara el panorama: Son todos los que tuvieron que ver con los K contra nosotros, dicen. Ninguno de los grupos razonaba así pensando en el sueldo del soltero o el casado con dos hijos, sino en los votos del año próximo.

Ganancias hace perder la palabra.

Mauricio Macri prometió en su campaña electoral, en discursos donde miraba a los ojos: “En mi gobierno los trabajador­es no van a pagar el Impuesto a las Ganancias”. Si se aprobaba el proyecto oficial, iban a pagarlo medio millón de personas más a quienes por ahora el impuesto no alcanza. Ganancias hace perder la lógica.

Los gobernador­es de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Salta y Neuquén objetaban la propuesta opositora pero la mayoría de sus diputados votaron a favor de ese proyecto. Ganancias hace perder la elegancia.

El miércoles, los funcionari­os del Gobierno no les atendían los teléfonos a los gobernador­es que querían explicar lo sucedido. Ayer fue todo lo contrario: desde la Rosada llamaban a los gobernador­es, uno por uno, para convencerl­os de que armaran un dique en el Senado contra el proyecto opositor. Ganancias hace perder el poder adquisitiv­o, y cada salario es un votante. Aquí es el Gobierno el que arriesga el mayor capital.

La disputa en el Congreso aceleró los tiempos de la campaña electoral de 2017.

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