Contrató a un plomero para un arreglo y terminó con un tiro en la nuca y otro en la sien
Es una jubilada italiana y está internada en terapia intensiva. Su agresor y el cómplice, de 17 años, cayeron en un bar. Le habían robado US$ 800 y $ 7.900.
El simple arreglo de un calefón terminó convirtiéndose en la peor pesadilla para una jubilada de 63 años en el barrio porteño de Parque Chacabuco. Como suele suceder en estos casos, la víctima llamó a alguien que creía de confianza para encargarse de la tarea, luego de que una empleada de limpieza del edificio donde vive le recomendara a su novio. El operario llegó al departamento, acompañado por un adolescente de 17 años, pero enseguida ambos le demostraron que no habían ido para hacer una
reparación. Le pegaron un balazo en la nuca y otro en la sien. Después le cortaron la carótida con una navaja y hasta intentaron asfixiarla con una soga. Creyéndola muerta, le sacaron la cartera y fueron hasta la otra propiedad de la víctima, adonde revisaron todo. Finalmente, escaparon con US$ 800 y $ 7.900, aunque terminarían presos.
Dos horas después del ataque, Lodia Savino, de nacionalidad italiana, ex empleada del club Boca Juniors, se despertó, aturdida, y notó que le sangraba el cuello, por lo que llamó a su pareja y la trasladaron a un hospital. Tenía dos heridas de bala y se ha--
bía salvado de milagro. Anoche permanecía en terapia intensiva.
El plomero y su cómplice no demostraron un alto grado de profesionalismo a la hora de huir. Se sabía que frecuentaban dos bares y los detuvieron en uno de ellos, en Constitución, gastando parte del botín.
Todo comenzó el martes a las 15, cuando Savino se encontraba en su domicilio de la calle Eva Perón al 1500. Ella vive en otro edificio ubicado en la avenida Juan Bautista Alberdi al 1200, a diez cuadras de distancia, en Caballito, pero le estaba haciendo algunas refacciones para ponerlo en alquiler. Fuentes policiales contaron a Clarín que hasta allí llegó Federico Loza Vadalá, de 28 años, junto a un supuesto ayudante. Aparentemente, este hombre ya había realizado tareas de pintura y albañilería para otros vecinos en el edificio de Caballito.
La jubilada hizo entrar a ambos y escuchó una explosión. Era un disparo en la nuca cuya bala le quedó incrustada en la piel. Enseguida recibió el segundo tiro, en la sien. “Actuaron con un nivel de sadismo brutal”, le contó a este diario una allegada a la víctima.
Cuando Savino recuperó la conciencia, se arrastró como pudo has- ta el teléfono fijo y llamó a su pareja, quien avisó a la Policía. Un patrullero de la comisaría 12° llegó al lugar y los agentes solicitaron la presencia de una ambulancia del SAME que la trasladaron hasta el hospital Piñero y luego la derivaron al Sanatorio de los Arcos, en Palermo, adonde anoche se encontraba en terapia intensiva, aunque fuera de peligro.
Los médicos descubrieron que tenía dos orificios de bala, por lo que debieron extraerle uno de los proyectiles, mientras que el otro le quedó alojado en la cabeza.
La pareja de la víctima comentó que los agresores, tras herir a la mujer, le sacaron la llave de su otro departamento y fueron hasta allí para robarle el dinero.
Entonces se realizó una denuncia en la Fiscalía de Instrucción N° 1 de Capital Federal, desde donde se ordenó la inmediata captura de los dos sospechosos. Los efectivos policiales interrogaron después a la novia del plomero, quien también quedó detenida.
La mujer, empleada de limpieza en el edificio de la avenida Alberdi, indicó que el imputado solía parar en un bar ubicado en Pedernera y Rivadavia, del barrio de Flores, y en otro de Lima al 1700, de Constitución, llamado “Roca&Pizza”, adonde finalmente fue arrestado junto al adolescente.
En poder de los detenidos se recuperó el dinero robado, aunque no hallaron el arma utilizada para cometer la agresión, un revólver calibre .22. El mayor de ellos vive en la Isla Maciel, en Dock Sud, Avellaneda.