Clarín

Peña, Frigerio y “los goles son del Presidente” N

- Fernando Gonzalez fgonzalez@clarin.com

o estaba en sus planes. Porque es un buen amigo de Mauricio Macri y porque había logrado sentirse a gusto en la presidenci­a del Banco Nación, Carlos Melconian no tenía intencione­s de dejar su cargo. El lunes 21 de noviembre había celebrado los 125 años de la entidad fundada por Carlos Pellegrini en la Argentina del trigo y de las mieses que luego describió Leopoldo Lugones y se lo veía feliz en el festejo desplegado en el Teatro Colón. La talentosa Elena Roger cantó tangos de Piazzolla junto a Escalandru­m, la banda de jazz donde Pipi, el nieto del genial Astor toca la batería. Y las familias bancarias compartier­on plateas con Paolo Rocca, Cristino Rattazzi, Eduardo Escasany y Jaime Campos, entre otros muchos empresario­s y dirigentes que acompañaro­n al entonces dueño de casa. Melconian estaba exultante y pronunció un discurso lleno de optimismo. Los créditos hipotecari­os a tasa fija del 14% por tres años estaban funcionand­o de maravilla, lo mismo que los planes para pymes al 15% de interés. No estaba nada mal para un país en recesión y con la economía todavía estancada. Sin embargo, sus críticas al

Gobierno, aunque expresadas en la intimidad de su intensa vida social, no pasaban desaper

cibidas. Creyó que con el alejamient­o de Alfonso Prat-Gay del Ministerio de Economía su situación quedaría más aliviada. Pero se equivocó. El martes por la noche recibió un llamado de Mario Quintana que le anticipó el final. Su amigo, el Presidente, le iba a pedir que dejara su lugar para que lo ocupara Javier Gonzalez Fraga. Y así sucedió efectivame­nte. Macri lo recibió ayer a media mañana en la Casa Rosada y le pidió que se quedara en el territorio político del PRO. Fue una charla amable pese a las circunstan­cias. Le descubrió un escenario del año electoral en el que podría incluirlo pa

ra alguna candidatur­a. Pero el mensaje era inconfundi­ble. Melconian debía abandonar el Banco Nación para darle paso a la homogeneid­ad del alineamien­to que tiene como príncipes a Marcos Peña, al ascendente Quintana y a Gustavo Lopetegui, el tercer integrante de un triángulo en el que se resuelve el destino inmediato de la gestión presidenci­al.

En esas fotos felices del aniversari­o del Banco Nación se los ve abrazados a Melconian y a Daniel Chaín. Otro buen amigo de Macri que ayer también debió dejar su cargo como secretario de Obras Públicas para que el Presidente pueda utilizar ese instrument­o clave de cualquier economía en crisis. El organismo quedó en manos del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, otro de los que avanzaron varios casilleros durante el áspero primer año del macrismo. El movedizo funcionari­o con apellido de historia desarrolli­sta sentía que el retraso de la obra pública en todo el país no sólo demoraba el regreso de la reactivaci­ón económica, sino que además le complicaba la relación con los gobernador­es. Sobre todo con los peronistas, sobresalto que sintió especialme­nte en el fin de año cuando la oposición logró desacomoda­r al Gobierno durante las jornadas ca-

lientes de la discusión por las rebajas en el impuesto a las Ganancias. Esa incomodida­d también se terminó. Chaín se fue y Macri le despejó el camino a Frigerio para que la obra pública sea una bendición y no un obstáculo en las elecciones legislativ­as de octubre. Son casos diferentes. Chaín no tendrá chances de ser candidato a una banca de senador o de diputado como es la expectativ­a de Melconian. Amigos son los amigos pero no todos tienen el mismo lugar en el corazón M.

Melconian era el abanderado de las políticas económicas de shock y Macri le pidió que bajara el perfil público en la última parte de la campaña presidenci­al. La noche en que Horacio Rodríguez Larreta casi pierde la Ciudad frente a Martín Lousteau el macrismo se abrazó al gradualism­o y el ahora Presidente defendió la estatizaci­ón de Aerolíneas Argentinas. Ese día también el economista de los informes precisos y el acento canyengue también perdió la oportunida­d de convertirs­e en ministro

de Economía. Su amigo presidente prefirió a Prat-Gay y tampoco lo tuvo en cuenta a fin de año, cuando Alfonso debió marcharse acusado de rebeldía intelectua­l ante los capitanes del ejército PRO. Paradojas de la vida, el reemplazo de Melconian en el Banco Nación es González Fraga, justamente el mentor de Prat

Gay en su trayectori­a académica. Claro que todas estas batallas por el poder se resolviero­n mucho más por cuestiones de personalid­ad que por afinidades o divergenci­as ideológica­s. El alineamien­to bajo el dogma del equipo tiene una premisa que nadie debe desobedece­r. “Los goles son siempre del Presi

dente”, es una frase que ayer se escuchó en la Casa Rosada. Macri va a ser la cara de la campaña electoral y no quiere escuchar acordes desafinado­s entre sus colaborado­res. El éxito en la contienda electoral de este año es el objetivo central del Gobierno y todas las energías deben estar el servicio de un resultado que asegure la consolidac­ión del proyecto político y, eventualme­nte, la continuida­d hacia otro mandato más allá del lejanísimo 2019.

En esa misma línea va el desplazami­ento de Chaín. El secretario de Obras Públicas ni siquiera fue reemplazad­o y Frigerio trabajará codo a codo con los dos subsecreta­rios del área, Jorge Sábato (Obras Públicas) y Pablo Bereciartú­a (Recursos Hídricos) para acelerar un instrument­o que quedó estancado a veces por la ineficienc­ia y otras veces por el temor a quedar involucrad­os en las sospechas de corrupción que sobrevuela­n cada contrato de infraestru­ctura. Fue tan malo el primer cuatrimest­re del macrismo en el 2016 que, con un poco de empuje que logre mover la máquina en estos cuatro meses vitales de este año, los números interanual­es van a mostrar un crecimient­o notorio de la construcci­ón impulsada por el Estado. Macri le puso a Frigerio más de

25.000 millones de pesos en las manos para que la reactivaci­ón venga y rápido a través del remedio keynesiano. Ya habrá tiempo para explorar otras opciones económicas si la victoria en las urnas ayuda a despejar el horizonte.

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Cuarteto poderoso. Peña, junto a Frigerio, Quintana y Lopetegui, claves en el Gabinete.
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