El ministro que sale a correr con 24 grados bajo cero y el árbol caído
Semáforos humanos
En los 284 kilómetros cuadros de Davos no hay semáforos. Así como el Foro Económico Mundial, que una vez por año pone patas arriba la vida cotidiana de los 12 mil residentes, es un universo paralelo, acogedor y cálido para los 3.000 participantes de más de 70 países que no ven la hora de ingresar al centro de convenciones para mitigar las temperaturas que este año rondan los 20 grados bajo cero, los que peor lo pasan son los agentes de policía de tránsito. Desde antes de las siete de la mañana y hasta casi medianoche, son semáforos humanos que frenan o dejan avan- zar el cansino tránsito de Davos. Vestidos de naranja fosforescente, ordenan la circulación de autos y peatones. Reprenden las infracciones pero hacen excepciones.
Bullrich y sus rutinas
Si hay un audaz en la delegación argentina es el ministro de Educación Esteban Bullrich. Ayer, a la salida del desayuno con empresarios argentinos y extranjeros, contaba que el frío no logra suspender sus rutinas deportivas. Como su agenda de ayer comenzaba a las 7:30, Bullrich salió a correr más temprano, con una térmica que rondaba los -34. “Se me congelaba el pelo”, comentó.
El árbol caído
En el hall central del centro de convenciones hay un árbol caído. Es una instalación del artista estadounidense John Grade construyó un molde de yeso de un abeto silvestre que el sirvió de modelo para su escultura hecha de pedacitos de madera. Des- de el hall, la obra de Grade invita a participar en la escultura encolando pedacitos de madera. Siempre tiene público. Es tanto el volumen de información que circula en el foro, que cada tanto es preciso despejarse con alguna manualidad.
El hombre más rico de China
El hombre más rico de China, Wang Jianlin, con negocios en el cine pidió ayer aquí a Trump que “no arruine la industria del entretenimiento por una guerra comercial”. Y contó que China con sus millones de aficionados al cine, es el futuro del mundo del celuloide.