“Me sentí a la altura de la NBA por cómo jugué y cómo me desenvolví” L
a tarde en esta zona de Parque Chacabuco es por demás apacible. Un rincón escondido, casi aislado de los ruidos que viven, aunque no parezca, tan sólo a unos metros. Una de las paredes de la ofi- cina está adornada con firmas de los deportistas representados por GP Sports. Entre los dos pisos anda Nicolás Laprovittola con una calma que se funde con la quietud del barrio y que, a la vez, contrasta con un reloj que apura las horas antes de partir a España. Allí se irá hoy para jugar lo que resta la temporada con Baskonia, el equipo de Vitoria que lo contrató para reemplazar a Pablo Prigioni. Como en su momento en la Selección, hoy lo sucede en el club que le abrió las puertas tras su ida de la mejor liga del mundo. Y antes de viajar el base recibió a Clarín para hablar de lo que fue, de lo que pudo haber sido y de lo que será. -¿Qué te dejó el paso por la NBA? -Uf... El mundo NBA es algo diferente, único. No hay otra liga así en el planeta. Poder convivir, entrenar, competir con esos jugadores con tanto físico, calidad y nivel es algo que a uno lo hace sentir parte. San Antonio me hizo sentir parte de lo que es el mundo NBA. Porque, si bien me estaba adaptando en el momento que fue el corte, me sentí a la altura de la NBA por cómo jugué y cómo me desenvolví, por cómo me sentía querido por el equipo y la gente, por mis compañeros. Esa es una de las mayores cosas que me llevo de esta etapa. -¿Cómo se trabaja mentalmente para no frustrarse ante la situación de pasar de no jugar a ser titular y no jugar de nuevo? -Tuve facilidad. Lo que más me ayudó fue que desde el primer día Popovich me dijo cuál sería mi rol y yo lo acepté. Estaba feliz de lo que me tocaba, de pasar de estar de traje a ser titular. Sabía para qué estaba, sé para que estoy; conozco mi juego y me conozco a mí mismo. Me veo con los rivales dentro del equipo. Eso fue lo que más me ayudó a llevar esa situación que es muy rara y no se ve seguido. -Por todo lo que mencionás, ¿te sorprendió el corte? -Sí, aunque hubo algunos indicios antes de que pasara. No los voy a decir, me los voy a guardar, pero después de la decisión entendí esos indicios. Capaz son cosas que uno tiene que reveer, corregir, pero todo el trabajo que hice estuvo muy bien. Más allá de lo que la gente pensaba y lo que yo mismo creía que podía dar, creo que me fui con una muy buena imagen para los asistentes, para Popovich y todo el equipo. Eso me dejó mucho más tranquilo para llegar a este nuevo desafío en Baskonia.
-¿La salida de Prigioni te abrió las puertas allí?
-Puede ser. Sí. Si él estuviese jugando, Baskonia no habría buscado un base. Pero también podrían haber ido por otro jugador en ese puesto... Cuando supe del interés y llegó la oferta, hablé con Pablo y el entrenador de Baskonia y sentí que era el lugar indicado para volver a jugar y tener el nivel que tuve al principio de la temporada.
-¿Qué te espera en Baskonia?
-Ya hablé con el entrenador y tendré un rol como el de Pablo. No lo vi mucho a Baskonia, honestamente, pero sí conozco a algunos jugadores, sé cómo juegan y enfrenté a algunos en mi etapa anterior en España. El entrenador también me conoce, sabe cómo es mi juego y lo que le puedo dar. Me dio mucha felicidad volver a jugar después de casi un mes afuera. Bah, un mes en casa esperando a ver qué surgía. El lugar y el club me gustan mucho, la liga tiene un gran nivel, en Baskonia quieren mucho a los argentinos... Es uno de los destinos a los que siempre apunté. Poder jugar la Euroliga es además uno de los objetivos que tuve de chico; el nivel es muy alto.
-¿Esto es dar un pequeño paso hacia atrás para volver con impulso y dar otro salto a la NBA?
- Sin dudas que quiero volver a la NBA. Pero ahora pienso en los cinco meses de temporada que quedan, en insertarme en la dinámica del equipo rápido e intentar que el Baskonia llegue a lo más lejos posible.
-¿Te ilusiona jugar el Mundial 2023 en Argentina?
-No sé si llego al 2023 (risas)... Pero es un paso muy grande. Poder postularse con otra federación como la uruguaya significa que la Confederación Argentina está trabajando bien porque confían en su gente y se ve la transparencia del trabajo. Si no, nadie querría organizar un evento tan importante.