Clarín

Un bombero voluntario que no baja la guardia

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Desde siempre me sentí orgulloso de ser bombero voluntario, profesión que abracé hace más de 45 años. La ecuación era simple: trabajar, estudiar, pasar por casa e ir al cuartel. Así todos los días. Muchos de mis amigos no lo entendían: “Cómo podés ir a trabajar después de tu propio trabajo a un lugar donde no te pagan un mango”, me decían.

Eso es vocación de servicio, es darle al prójimo lo que el Estado no le da, ya que desde que un grupo de tanos, allá en la Boca, hace más de 130 años, formó el primer Cuerpo de Bomberos Voluntario­s. El Estado se desentendi­ó de esa rama de la seguridad y la dejó en manos de los vecinos, que fueron creando a lo largo del tiempo sus propios cuarteles. Recuerdo que una dotación de voluntario­s fue agredida físicament­e por sus propios vecinos, hace tiempo atrás, y otros camaradas sufrieron el mismo atentado. No hay ningún motivo para realizar esos actos de barbarie, el bombero cuando recibe el llamado y suena la sirena convocándo­lo, deja lo que está haciendo para ir corriendo al cuartel, uniformars­e y salir con la dotación. No merecemos ese trato, nos duele el alma porque son nuestros propios vecinos, quienes pretendemo­s proteger, los que a veces nos agreden y lastiman.

No vamos a bajar la guardia, no dejaremos de ir a cada emergencia que nos llamen, pero creo que es ya la hora que desde cada municipio se plantee cómo nos van a proteger. Abel Nuccio COMANDANTE MAYOR (R) aonuccio@hotmail.com

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