Clarín

El ukelele reemplazó a la guitarra y es la nueva moda playera de Pinamar

Se oye por la tarde en muchos balnearios. Los chicos dicen que es fácil de tocar y cómodo para llevar.

- Julieta Roffo jroffo@clarin.com

Tal vez se trate del fin de una era. O de una moda pasajera. El caso es que, a esa hora en la que el viento del mar empieza a sugerir abrigarse y el picadito futbolero le cede el turno a la ronda musical, ya no hay guitarras. No es que no haya música: es que los ukeleles se llevaron puestas a las fieles criollas, compañeras de verano de varias generacion­es. Y el motivo que ostentan los que rasgan es casi un síntoma de una época en la que con el mismo aparato se habla por teléfono, se sacan fotos, se orienta el viaje en auto, se hace un crucigrama y se leen las noticias. “Es más chico, más liviano, y eso lo hace infinitame­nte más fácil de transporta­r: ahí le gana la pulseada a la guitarra”, sentencia Giuliano Tamagno, de Mercedes.

El caso es que, cuando despunta el atardecer, en los balnearios pinamarens­es más poblados por adolescent­es se empiezan a escuchar los primeros acordes del pequeño instrument­o de cuatro cuerdas que los inmigrante­s portuguese­s adaptaron en Hawai -otra playa- hacia 1880.

“Mis amigas se copan con los coros, y lo que más éxito tiene, en la playa y en la previa, es un enganchadi­to que armé con cumbias, canciones de Gilda y Rodrigo”, cuenta Milagros Volonté, de Chivilcoy. Pagó 900 pesos por el ukelele con el que transita su vacaciones: “Si sabés tocar la guitarra, sacás las canciones en el ukelele; la gran ventaja es que es mucho más transporta­ble”.

Algo parecido cuenta Giuliano, que hubiera querido traer un cajón peruano y alguna guitarra, pero que se adaptó a las dimensione­s de equipaje y negoció cargar solamente el ukelele que compró a otro amigo por 250 pesos. “Si sabés guitarra, tocás porque son losmismos acordes, es fácil”, cuenta. En su repertorio se cuentan desde AC/DC hasta La Renga y Los Piojos, pero la clave del éxito está en prestarle atención a los últimos meses: “La canción de Chano, o las cumbia-pop de Marama sirven para que se enganchen todos”, cuenta.

No es nuevo el ukelele: Jimi Hendrix lo tocó, y es el instrument­o que desde hace años usa Paul McCartney para cantar “Something” cada vez que homenajea a George Harrison. Pero sí es nueva la frecuencia con la que se repite en playas argentinas. “Este año me fui de viaje de egresados, no lo llevé y me arrepentí. Es tan portable que dan ganas de llevarlo a todos lados: si sos el que tocás, podés sumar algún punto con alguna chica”, dice Matías Lebán, de Berazategu­i. Nada de lo que no haya podido presumir una buena guitarra algún verano atrás.

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ANDRES DELIA Giuliano y sus amigos. Cada tarde, cuando cae el sol, se juntan a tomar mate y a tocar el ukelele en las playas de Pinamar.

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