Clarín

Argentina mejoró su imagen y logró un empate sobre la hora que le permite creer

Después de un mal arranque, el equipo de Ubeda superó con claridad a Perú en la segunda parte, creando muchas situacione­s de gol. El 1-1 agónico lo metió Lautaro Martínez.

- Javier Quintela jquintela@clarin.com

Más allá de que Claudio Ubeda pudo trabajar con el grupo unas 50 prácti- cas, se nota la falta de rodaje en esta Sub 20 de Argentina que anoche, aquí en la lluviosa Ibarra, debutó con un empate 1 a 1 ante Perú en el Sudamerica­no que otorga cuatro plazas para el Mundial de Corea del Sur. Ese ro- daje lo da justamente la competenci­a. Es imposible encontrar soluciones mágicas en tan poco tiempo. Hasta hace unos meses ni técnico había. Y aunque no se haya podido comenzar con un triunfo, después de un pri- mer tiempo chato, el equipo reaccionó y cambió la actitud hasta merecer largamente la igualdad conseguida sobre la hora y hasta un poco más. Esa última imagen será la que deberá intentar sostener desde el arranque el Sifón.

Todos los jugadores en sus respectivo­s clubes tiene presiones cada vez que se ponen la camiseta. Esto se potencia para cualquiera de estos pibes que dan sus primeros pasos y pases en la Selección. Cada pelota pesa más. Cada corrida cuesta el doble. Cada error se siente demasiado. Si a eso se le suma un gol tempranero, con mucha mala fortuna, todo se ciomplica aún más. Ese gol de Siucho a los 11 minutos -un remate cruzado que se desvió en Foyth (Estudiante­s) y descolocó al arquero Macagno (Rafaela)- condicionó a la Argentina durante la primera parte y a Perú le dio tranquilid­ad y la chance de resaltar sus virtudes.

El equipo dirigido por el argentino Fernando Nogara encontró muchos espacios a espaldas del doble cinco compuesto por Ascacibar (Estudiante­s) y Ojeda (Rosario Central) y por ahí llegó al arco de Macagno. Argentina, así y todo, tuvo algunas luces positivas: la salida fue siempre por abajo. La pelota le llegaba limpia a Ojeda para empezar la jugada desde allí. El problema aparecía al cruzar el círculo central. Ahí el panorama empezaba a nublarse para los de Ubeda. En vez de aprovechar los costados siempre recaían en el pase al medio a un jugador tapado. Barco (Independie­nte) siempre recibía cubierto por un rival y a espaldas del arco de enfrente. Así, Perú bloqueó a la Argentina.

En ese primer tiempo los de celeste y blanco sólo inquietaro­n a su adversario con un remate muy desviado de Mansilla (Racing), uno de los que motró rebeldía cuando no había mucho juego. Perú desechó un par de buenas chances como un tiro de Pacheco y una corajeada de Ugarriza que se encontró con los guantes del arquero rafaelino. El campo de juego, embarrado por el agua caída y encima maltratado por el partido anterior (empate 0-0 entre Uruguay y Venezuela), conspiraba en contra de los albicelest­es.

Pero la mano fue otra después del descanso. Los pibes del Sifón salieron con otro semblante, decididos a buscar el empate. Crearon media docena de jugadas de gol. Se lo perdió Barco, después Mansilla y luego Lautaro Martínez (Racing). También Ojeda tuvo la suya. Y cuando todo parecía que moría en derrota, Mansilla -el mejor de la cancha- armó la maniobra para darle el balón a Lautaro-Martínez, su compañero de La Academia, quien enganchó con frialdad, levantó la cabeza y definió contra un palo para el 1-1 del debut.

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AFP El alivio merecido. Ezequiel Barco, de Independie­nte, abraza a Lautaro Martínez, deRacing, el autor del gol del justo empate. Se suma Ramón Mierez, de Tigre, al festejo.

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